BUENOS AIRES.- La escalada verbal diplomática con el Reino Unido por la cuestión Malvinas tiene múltiples razones, incluida la de su uso como pantalla, pero sirvió para despabilar a un reclamo que se había sedentarizado por la nula posibilidad de éxito inmediato. El Gobierno ya había preparado acciones hace cinco años para el cumplimiento de los 25 años de la guerra de Malvinas, pero parece haber logrado mayor repercusión internacional ahora, al cumplirse 30.
La ola de exploración petrolera británica iniciada hace dos años de forma unilateral actuó como reactivo sobre el real valor de las islas: su riqueza natural, pese a que hasta ahora no hubo grandes hallazgos de yacimientos.
Desde entonces, la administración "K" intentó dar golpes de efecto y los británicos hicieron su aporte con el envío del príncipe William en misión militar, junto con el incesante despliegue armamentista en el Atlántico Sur.
Los eventos que refrescarán el reclamo argentino este año no se agotan allí: primero vendrán las fechas clave de la guerra -entre abril y junio- y las sesiones en la ONU en junio y setiembre. Además, entre el 27 de julio y el 12 de agosto se disputarán los Juegos Olímpicos en Londres, y la Casa Rosada ya está preparando actividades para darle difusión a la disputa en la capital inglesa.
Otro de los debates interpela si es apropiada la diplomacia hostil actual o si conviene seducir a los kelpers, usados por Londres como escudo para no negociar.
Chile configura una cuestión sensible, porque hay factores que lo unen al reclamo argentino. El actual estado de cosas permitiría avanzar en un reclamo británico sobre territorio antártico, tema congelado por tratados internacionales. Los ingleses piden el sector que pretende la Argentina y todo el que juzga propio Chile, que se superponen entre sí. (NA)