La ciudad dormía. Pedro Dinolfo recorría las vacías calles de la capital. Eran las primeras horas de su trabajo. Como todos los días, había salido a las 5 de su casa ubicada en el barrio La Milagrosa, en Banda del Río Salí, y se dirigió hasta el galpón ubicado en Crisóstomo Álvarez al 1.300. Allí, recogió los diarios. Luego de doblarlos, comenzó su habitual rutina.
A las 6.30, continuaba con el reparto puerta a puerta, cuando en la esquina de Jujuy y San Lorenzo, fue chocado desde atrás por un auto que destrozó la bici-moto en la que circulaba. El canillita quedó tirado en el suelo y la persona que lo chocó huyó del lugar. Dinolfo fue trasladado de urgencia al Hospital Padilla pero, por la gravedad de las heridas que sufrió en el accidente, a las 10.30, murió.
Según el testimonio de las personas que presenciaron el hecho, el auto que atropelló a Dinolfo era un VW Bora de color negro. "Por lo que me dijeron los otros canillitas que vieron el accidente, el auto tenía los vidrios polarizados y era lujoso. Por eso pensamos que puede pertenecer a una persona que tiene una buena posición económica. Sin embargo, se fugó", dijo Juan Álvarez secretario general del sindicato de canillitas.
Ayer José Dinolfo, uno de sus hijos, lo había acompañado a retirar los diarios. Cuando ocurrió el accidente, el joven de 17 años lo esperaba en la distribuidora. "Alguien me avisó que a mi papá lo habían chocado y salí corriendo. Llegué y pedí prestado un teléfono para llamar a la ambulancia", contó el adolescente.
Su esposa, Zulema Visuara, también vende diarios y se enteró de lo sucedido mientras iba a buscar los ejemplares. "Cuando entré a verlo, él ya estaba sin conocimiento", lamentó la mujer.
"Vivía para sus clientes"
El matrimonio tenía tres hijos, dos varones de 17 y 20 años, y una chica de 21. Vivían en la calle Basail y pasaje sin número de La Milagrosa, donde ayer velaron a Pedro. Él repartía diarios desde hace más de 30 años. "Vivía para sus clientes, amaba su trabajo", señaló su esposa.
La viuda recordó la conversación que habían tenido el día anterior con su marido. "El canilla muere en la calle trabajando", le había dicho el hombre cuando ella le pidió que se jubile. "Él se había quedado pensando en lo que le pasó al otro canillita (Raúl Pucheta) y siempre se acordaba de que eso quedó en nada", agregó la mujer.
A Pedro ya lo habían asaltado seis o siete veces, según Álvarez. Pero su esposa no estaba al tanto de todo que le ocurría. "Él muchas veces no me quería contar lo que le pasaba en la calle para no preocuparme", lo defendió Zulema.
El canillita será velado hasta las 11 de hoy. Luego despedirán sus restos en el cementerio Jardín del Cielo, de la ciudad de Alderetes.
En tanto, en el sindicato planean realizar una marcha para pedir protección y seguridad.