Tucumán es un horno a cielo abierto. Así se lo vive cada verano, y cada año que pasa es peor. Muy a pesar nuestro la vida continúa, aunque la canícula sea intolerable. En estos días, si hacés trámites, salís de compras o simplemente caminás por las calles, terminás con la piel pegajosa, con el ceño fruncido, de mal humor, muerto de sed y encima agotado. Esto se debe a que tu cuerpo se calienta y tiene que trabajar más de lo habitual para conservar la temperatura normal y mantenerse fresco.

En los días tórridos y muy húmedos la evaporación del sudor se hace más lenta, justamente, por el aumento de la humedad en el ambiente. Las enfermedades comunes relacionadas con el calor son el "golpe de calor" y la insolación, que ocurren cuando el cuerpo no puede mantenerse a una baja temperatura. Cuando la transpiración no es suficiente para disminuir la temperatura corporal corrés riesgo de enfermarte. Mucho más si sufrís de sobrepeso u obesidad.

Temperatura corporal

"Las personas con sobrepeso u obesidad necesariamente tienen que extremar las medidas de prevención en los días de intenso calor para evitar un golpe de calor. Estas personas tienen una mayor predisposición a sufrir la llamada insolación porque tienen menos facilidad para eliminar el calor del cuerpo", alertó el ministro de Salud de la Nación, Juan Luis Manzur,

"Toda la población se tiene que cuidar cuando hace mucho calor, pero las personas con sobrepeso y obesidad lo tienen que hacer de manera mucho más extrema, porque presentan un riesgo aumentado", corroboró Sebastián Laspiur, director de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles.

Mecanismo fisiológico

La propensión a padecer un golpe de calor está relacionada con el mecanismo de regulación fisiológico de la temperatura. "En el caso de las personas obesas está alterado por el incremento de la grasa corporal", aclaró el funcionario.

"El exceso de peso hace que la producción de calor se vea incrementada -detalló Laspiur-. Además, la concentración de agua total relativa del cuerpo es menor a la de una persona no obesa. Esto se debe que el tejido adiposo no retiene el agua".

Falla orgánica

Dichos factores -según explicaron los médicos- generan una mayor debilidad en las persona y exacerba la predisposición a padecer lo que se llama golpe de calor. ¿Por qué se produce este trastorno? Porque falla el organismo y no puede regular la temperatura corporal -que es de 36 grados, aproximadamente-, frente a marcas térmicas externas muy elevadas.

De ahí que sea fundamental extremar las medidas de prevención y poner en práctica toda las recomendaciones médicas.

En cuanto a los síntomas, el golpe de calor se manifiesta con agudas cefaleas; aumento de la temperatura a 40 grados o más (ésta no desciende con la toma de antitérmicos, ya que el mecanismo de producción es distinto al de la fiebre); vómitos, arcadas o náuseas; aceleramiento de los latidos del corazón, deshidratación, confusión cuando el proceso está muy avanzado; y hasta puede terminar en convulsiones y muerte. "Por eso, es importante estar alertas y detectar el cuadro ante los primeros síntomas", recalcó el especialista.

Consultá al médico

Si estás en actividad en un lugar techado pero inadecuado y poco ventilado y comenzás a sentirte débil y mareado, salí rápidamente del calor y buscá un lugar fresco y sombreado para descansar.

Tomá mucha agua segura y fresca (no demasiado fría) y, si podés, date una ducha. No tomés ninguna bebida con alcohol por más fría y refrescante que te parezca, ya que puede empeorar el cuadro. Si no te sentís mejor o aliviado después de 30 minutos, consultá al médico. Tené presente que si el golpe de calor no se trata, puede llegar hasta la insolación.

Problema mundial

Según datos que arrojó la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo que efectuó el Ministerio de Salud de la Nación, entre 2005 y 2009, la obesidad se incrementó del 14% al 18%. "Tenemos un 53% de argentinos mayores de 18 años con sobrepeso o que sufren obesidad. Como ocurre en el resto del mundo, en Argentina cada vez hay más obesidad. Actualmente, conviven con esta enfermedad en nuestro país más de 13 millones de personas", recordó Laspiur.

REFRESCOS Y LÁCTEOS.- Con el verano y el calor en aumento es lógico que haya un mayor riesgo de deshidratación. Aunque nos puede pasar a todos, hay algunas personas que tienen más posibilidades de padecerla: ancianos, deportistas, embarazadas, niños, enfermos crónicos y trabajadores al aire libre. Para evitarla, los especialistas recomiendan, además de tomar agua, aumentar la ingesta de infusiones como refrescos, zumos y lácteos.

Pequeñas cantidades.- Para conservar el cuerpo hidratado y facilitar el mecanismo fisiológico para mantener la temperatura corporal normal es necesario tomar entre dos y tres litros de líquido al día de manera continua y en pequeñas cantidades.

Llevá una botella de agua.- Tené siempre a mano una botella de agua o jugo fresco que te recuerde la necesidad de beber. No confiar únicamente en la sensación de sed ya que suele aparecer cuando existe cierto grado de deshidratación.

ALIMENTOS HIDRATANTES.- Aumentá el consumo de alimentos ricos en agua como ensaladas de frutas, verduras y hortalizas. Evitá el consumo de bebidas alcohólicas porque tienen efecto diurético y además aumentan la temperatura corporal.

No practiqués deportes.
- Cuando las marcas térmicas son elevadas no realicés actividades físicas ni caminatas al sol. Por el contrario, mantenete inactivo y descansá a la sombra. Tampoco te pongas al rayo del sol para broncearte, aunque estés a la orilla del mar o cerca de una pileta.

Vigilá al grupo más vulnerable.- Muchas veces, los ancianos, niños, los trabajadores al aire libre y los enfermos crónicos no toman la cantidad de líquido que necesita el organismo. Prestale siempre mucha atención y ofreceles seguido un vaso de agua o jugo fresco. Los bebés también sufren el calor. Si le estás dando el pecho, amamantalos con mayor frecuencia. Duchalos varias veces al día y poneles ropa clara de algodón. A los más grandecitos dales agua en la mamadera o en un vaso, en sorbos pequeños.