Hace cuatro días que su mamá no come, que su papá no puede dormir y que sus hermanos y abuelos no paran de llorar. La persona que mató a Constanza Lucía González acabó también con la vida de toda una familia. Para ellos, el mundo se vino abajo el domingo a las 5.30 cuando la adolescente de 14 años volvió de una fiesta y les tocó el timbre, en la calle Italia al 300 del barrio Villanueva de Alderetes. Mientras sus padres caminaban hacia la puerta escucharon un disparo y, al abrirla, su hija ya estaba sin vida tendida en la vereda.
"No le quitaron nada, no hubo signos de lucha, nada. Ella ni siquiera llegó a gritarme, yo venía por el pasillo y sólo sentí el reventón", contó José González, su papá. Desesperado, el hombre sacó la moto y persiguió al agresor, pero no lo encontró. "Salí al voleo, no sabía qué hacer, iba manejando sin pensar", dijo.
Hoy, a cuatro de días de la muerte de "Conty", la familia está desconsolada. "Pienso que es un sueño lo que me está pasando. Tengo que sacar fuerzas de adentro pero ya poco me queda, no me he desahogado todavía porque estoy frente a mis otros hijos, a mi señora que está destrozada y hace días que no come ¿Cómo hago para sobrevivir a esto? Mi esposa me dice que se quiere morir, que la deje irse con ella, la voy a tener que internar. ¿Cómo hacemos?", se preguntó José.
La mimada de la familia
La última noche con vida de "Conty" fue especial para todos los González. Su papá había vuelto temprano de trabajar para verla así: feliz, con su vestido nuevo y su peinado de peluquería, lista para ir a la fiesta de una de sus amigas. Los tíos y abuelos también fueron a la casa para ver cómo estaba vestida y sacarle fotos, era la mimada de todos.
Esa tarde había llamado a su papá por teléfono para pedirle $ 58 para comprarse un vestido. Su abuelo la llevó al centro a buscarlo. "Mientras ella lo elegía, yo me fui a la iglesia San Francisco a dar gracias y a pedir por mi familia, pero no me sirvió de nada porque en la mente de este tipo ya estaba que se iba a llevar la vida de mi nietita", lamentó Roberto Millares.
Su abuelo agregó que siempre la cuidaban, que no la dejaban salir sola a ninguna parte. "El jueves la llevamos a la misa de la compañera que cumplía 15, la dejamos frente a la Catedral y después la buscamos. Ella quería quedarse en una confitería con sus amigas pero la madre le dijo que no y se enojó. Esa noche volvió llorando".
Los papás de "Conty" se mudaron con Roberto. No pueden volver al lugar donde vieron morir a su hija. "A veces tengo que ir a buscar algo y me dan ganas de pedirle permiso al vecino para saltar por el fondo, es terrible", afirmó José.
La familia quiere pedir que se cambien las leyes para que se endurezcan las penas y se proteja a los testigos. Esperan que tanto el intendente de Alderetes, Julio Silman, como el gobernador José Alperovich los reciba y los escuche cuando retornen de sus vacaciones. "Quisiera pedirles que no haya más ?Contys?", expresó su papá.
Mientras tanto, aguardan que la Justicia actúe. "Yo sé que él ("Jean Carlos", el detenido) es el que mató a mi hija, mil veces lo vi porque andaba rondando la calle. No voy a descansar hasta que se haga justicia", concluyó José.
Durante toda la entrevista, Karina Millares, la mamá de "Conty", no pudo pronunciar palabra. Desde que se llevaron a su hija, lo único que hace es llorar. Pese a eso, quiso sentarse a la mesa junto a los demás y sostener la foto de la joven delante de la cámara, como una manera de hacerse escuchar ella también. Su madre, María de Millares, intentaba contenerla pero no era fácil; todos en la familia están conmovidos. Karina aguantó lo más que pudo, hizo hasta lo imposible para mostrarse firme en la lucha por justicia para su hija. Pero antes de finalizar la nota la tuvieron que levantar y llevarla de nuevo a su cuarto.
Sus hermanos y vecinos son los que intentan mantenerse de pie para apoyarlos. Por eso ya anunciaron que el martes volverán a marchar por "Conty". Esta vez lo harán a las 20, en el barrio Nicolás Avellaneda, donde hoy viven.