BUENOS AIRES.- En los últimos días dos diarios del Reino Unido, The Guardian y The Independent, cuestionaron la posición británica sobre Malvinas y propusieron entablar una negociación como reclama la Argentina con cada vez más apoyos internacionales.
En verdad, lo que reflejan ambos periódicos es un avance sustantivo de la Argentina en la discusión sobre la disputa de soberanía, más allá de que los gobiernos británicos de cualquier signo repitan un texto bien aprendido sobre la "autodeterminación" de los kelpers y mantengan el ya perimido derecho a veto en el estratégico Consejo de Seguridad de la ONU.
Estos progresos se anotaron en ámbitos diplomáticos y prepararon el terreno para que el Gobierno redoble la ofensiva por vía pacífica en 2012 cuando se cumplan 30 años de la Guerra, que Londres usa para legitimar su permanencia en el Atlántico Sur.
Hace apenas dos años la diplomacia argentina reprochaba una falta de acciones concretas por parte de la región en solidaridad con Buenos Aires y puso en marcha un plan con ese fin.
El panorama cambió en poco tiempo: el año pasado la Cumbre del Grupo de Río que incluye países del Caribe históricamente enlazados al Reino Unido aprobaron una resolución para que ambas partes negocien; y la semana pasada el Mercosur aprobó una veda para naves con bandera de las islas en sus puertos.
"Tradicionalmente, el Ministerio de Relaciones Exteriores (británico) les dice a los reporteros, sotto voce, que los gobiernos de América Latina (y, sobre todo, estas alianzas que ahora incluyen a los países del Caribe con lazos históricos con Gran Bretaña) hablan con lenguas viperinas y en realidad no apoyan el reclamo argentino de las Malvinas", señaló The Guardian en el artículo escrito por Richard Gott.
"Sin embargo, la verdad es que la música de fondo ha cambiado. Los países de América Latina ya no buscan a Europa y a Estados Unidos para apoyo y asesoramiento. Han crecido como para hacer las cosas a su manera. La reclamación esta semana de Argentina sobre las Malvinas ha sido fuertemente reforzada", concluyó Gott.
Por su parte, The Independent evaluó que Londres debería considerar la "oferta" de dialogar con la Argentina y recordó que "el año pasado, (la secretaria de Estado norteamericana) Hillary Clinton sugirió" la posibilidad de avanzar en tratativas entre los gobiernos de Cristina Fernández y David Cameron. Además del respaldo unánime del mundo emergente recogido en los últimos meses, aquella postura conciliadora de la jefa de la diplomacia estadounidense -histórico aliado militar del Reino Unido- también abre perspectivas en el hemisferio norte. Ese rol se puede profundizar ante el nuevo abordaje más "maduro" de las relaciones entre Washington y Buenos Aires.
La recuperación de las islas no será sencilla ni mucho menos inmediata, pero por lo menos ahora hay una sensación de que la piedra está en horadación. Ya no hay cumbre o encuentro internacional en el que no salga una resolución instando a ambas partes a reanudar las negociaciones por la soberanía.
"Malvinas figura al tope de la agenda exterior argentina", dijo Jorge Argüello, embajador en Estados Unidos y encargado en los últimos años de llevar a todo el mundo el reclamo de las islas como representante ante las Naciones Unidas. "Teníamos desarrollado una estrategia clara y ya se ha verificado", subrayó el flamante embajador, quien además en el último año aprovechó las tribunas que le ofreció la titularidad argentina del Grupo de los 77 más China. Todos los embajadores tienen la instrucción de plantear la cuestión Malvinas en el máximo nivel de esos países. Harán especial hincapié en los naciones de la Unión Europea que hasta ahora se mostraron alineadas con la posición británica. Cristina además designará a un nuevo embajador en Londres, sede vacante desde que Federico Mirré se jubiló en 1998, con el objetivo de ocupar todos los lugares posibles y fortalecerá la misión de embajadores "itinerantes" en Naciones Unidas, tarea que desempeñó Argüello. (NA)
En verdad, lo que reflejan ambos periódicos es un avance sustantivo de la Argentina en la discusión sobre la disputa de soberanía, más allá de que los gobiernos británicos de cualquier signo repitan un texto bien aprendido sobre la "autodeterminación" de los kelpers y mantengan el ya perimido derecho a veto en el estratégico Consejo de Seguridad de la ONU.
Estos progresos se anotaron en ámbitos diplomáticos y prepararon el terreno para que el Gobierno redoble la ofensiva por vía pacífica en 2012 cuando se cumplan 30 años de la Guerra, que Londres usa para legitimar su permanencia en el Atlántico Sur.
Hace apenas dos años la diplomacia argentina reprochaba una falta de acciones concretas por parte de la región en solidaridad con Buenos Aires y puso en marcha un plan con ese fin.
El panorama cambió en poco tiempo: el año pasado la Cumbre del Grupo de Río que incluye países del Caribe históricamente enlazados al Reino Unido aprobaron una resolución para que ambas partes negocien; y la semana pasada el Mercosur aprobó una veda para naves con bandera de las islas en sus puertos.
"Tradicionalmente, el Ministerio de Relaciones Exteriores (británico) les dice a los reporteros, sotto voce, que los gobiernos de América Latina (y, sobre todo, estas alianzas que ahora incluyen a los países del Caribe con lazos históricos con Gran Bretaña) hablan con lenguas viperinas y en realidad no apoyan el reclamo argentino de las Malvinas", señaló The Guardian en el artículo escrito por Richard Gott.
"Sin embargo, la verdad es que la música de fondo ha cambiado. Los países de América Latina ya no buscan a Europa y a Estados Unidos para apoyo y asesoramiento. Han crecido como para hacer las cosas a su manera. La reclamación esta semana de Argentina sobre las Malvinas ha sido fuertemente reforzada", concluyó Gott.
Por su parte, The Independent evaluó que Londres debería considerar la "oferta" de dialogar con la Argentina y recordó que "el año pasado, (la secretaria de Estado norteamericana) Hillary Clinton sugirió" la posibilidad de avanzar en tratativas entre los gobiernos de Cristina Fernández y David Cameron. Además del respaldo unánime del mundo emergente recogido en los últimos meses, aquella postura conciliadora de la jefa de la diplomacia estadounidense -histórico aliado militar del Reino Unido- también abre perspectivas en el hemisferio norte. Ese rol se puede profundizar ante el nuevo abordaje más "maduro" de las relaciones entre Washington y Buenos Aires.
La recuperación de las islas no será sencilla ni mucho menos inmediata, pero por lo menos ahora hay una sensación de que la piedra está en horadación. Ya no hay cumbre o encuentro internacional en el que no salga una resolución instando a ambas partes a reanudar las negociaciones por la soberanía.
"Malvinas figura al tope de la agenda exterior argentina", dijo Jorge Argüello, embajador en Estados Unidos y encargado en los últimos años de llevar a todo el mundo el reclamo de las islas como representante ante las Naciones Unidas. "Teníamos desarrollado una estrategia clara y ya se ha verificado", subrayó el flamante embajador, quien además en el último año aprovechó las tribunas que le ofreció la titularidad argentina del Grupo de los 77 más China. Todos los embajadores tienen la instrucción de plantear la cuestión Malvinas en el máximo nivel de esos países. Harán especial hincapié en los naciones de la Unión Europea que hasta ahora se mostraron alineadas con la posición británica. Cristina además designará a un nuevo embajador en Londres, sede vacante desde que Federico Mirré se jubiló en 1998, con el objetivo de ocupar todos los lugares posibles y fortalecerá la misión de embajadores "itinerantes" en Naciones Unidas, tarea que desempeñó Argüello. (NA)