A veces, la necesidad de explicar las cosas les quita brillo a los logros. "No aclare que oscurece", suelen decir en el barrio. Beatriz Rojkés se convirtió en una de las figuras centrales de la política argentina. Será la tercera persona en el manejo del poder argentino (Ley de Acefalía 20.972). Cuando se le consultó a la primera dama por qué la designaron, respondió: "ofrecemos la incondicionalidad y el compromiso de saber que estas políticas que comenzaron en 2003 han demostrado ser las mejores para nuestro pueblo".
La respuesta es indudable, pero también la senadora ha subido lentamente la escalera política desde el llano y siempre ha tenido el respaldo de los votos y el reconocimiento al trabajo tal cual lo señalaron oficialistas y no tanto, en la Cámara de Senadores.
Los Alperovich son inéditos. Su marido, José Alperovich, ha roto todos los récords políticos en la provincia, y ella logra lo que nunca antes tuvo la Argentina. Desde el regreso de la democracia al país, es la primera vez que Tucumán tiene semejante protagonismo político y, por lo tanto, tiene la posibilidad de capitalizar tanto poder.
Rojkés de Alperovich ha desplazado nada menos que a Aníbal Fernández. Así son las decisiones en soledad de la Presidenta. Cristina Fernández seguramente va a tomarse de esas declaraciones de incondicionalidad y la obligará a mirar de reojo a Amado Boudou, quien según los trascendidos de las últimas horas está en el freezer presidencial por no haber sabido contener ambiciones.
Beatriz Rojkés ha construido su figura política de la mano de su marido, pero al mismo tiempo ha tomado la distancia suficiente como para compartir el poder y no heredarlo. Por eso, este último logro puede ser el último escalón para su silenciosa campaña a gobernadora de la provincia, que en el peronismo pocos discuten. De paso, Alperovich vuelve a los arrumacos con los Kirchner, algo que se había enfriado luego del fallecimiento de Néstor.
La respuesta es indudable, pero también la senadora ha subido lentamente la escalera política desde el llano y siempre ha tenido el respaldo de los votos y el reconocimiento al trabajo tal cual lo señalaron oficialistas y no tanto, en la Cámara de Senadores.
Los Alperovich son inéditos. Su marido, José Alperovich, ha roto todos los récords políticos en la provincia, y ella logra lo que nunca antes tuvo la Argentina. Desde el regreso de la democracia al país, es la primera vez que Tucumán tiene semejante protagonismo político y, por lo tanto, tiene la posibilidad de capitalizar tanto poder.
Rojkés de Alperovich ha desplazado nada menos que a Aníbal Fernández. Así son las decisiones en soledad de la Presidenta. Cristina Fernández seguramente va a tomarse de esas declaraciones de incondicionalidad y la obligará a mirar de reojo a Amado Boudou, quien según los trascendidos de las últimas horas está en el freezer presidencial por no haber sabido contener ambiciones.
Beatriz Rojkés ha construido su figura política de la mano de su marido, pero al mismo tiempo ha tomado la distancia suficiente como para compartir el poder y no heredarlo. Por eso, este último logro puede ser el último escalón para su silenciosa campaña a gobernadora de la provincia, que en el peronismo pocos discuten. De paso, Alperovich vuelve a los arrumacos con los Kirchner, algo que se había enfriado luego del fallecimiento de Néstor.