La crisis europea es una parte del problema; la otra es las acciones y reacciones sobre las medidas que adopta la gestión de la presidenta Cristina Fernández en materia monetaria y fiscal. Y en este punto entran en juego las restricciones cambiarias que se profundizaron tras el triunfo electoral de octubre pasado. El economista Ricardo Arriazu define estas circunstancias con una sola frase: "la Argentina siempre amplifica los ciclos económicos". Y explica a LA GACETA que nadie esperaba que la situación europea y estadounidense se complicara tanto. Y que el problema no es tanto económico; más bien de política y de liderazgo. "A nadie le gusta retrotraer el nivel de vida de la gente a lo que ahora se presenta como sustentable. Y, así, comienzan las peleas políticas que demoran las soluciones", dice.

Arriazu dio ayer una conferencia, en el Jockey Club, en el marco del ciclo de "Análisis de la Coyuntura Económica y Política" organizado por el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF). Con una treintena de asociados, la filial local del instituto está brindando herramientas de capacitación y de diagnóstico a los actores económicos locales y, anoche, Arriazu aportó sus ideas sobre el escenario económico que se viene, precisa Luis Villagrán, coordinador de la filial Tucumán del IAEF.

En su charla con nuestro diario, Arriazu argumenta que la crisis actual que vive el mundo es de crédito y fiscal, asociada al endeudamiento. Y, por lo tanto, lo que se requiere es que cada deudor acuerde con su acreedor cómo se pagará y cómo se financiará en la transición. "El tema pasa por saber si se está dispuesto a hacerlo. Muchos europeos se preguntan cómo van a entregarse a China. Y en este aspecto, puede decirse que Europa se argentinizó", indica el economista.

El ex director ejecutivo alterno del FMI afirma que hay que estar atentos a lo que puede generar la crisis global en la Argentina. En su escenario base para la economía que se viene, Arriazu observa, con certeza, de que habrá un menor ritmo de crecimiento y que la inflación prevista para 2012 será similar a la que cerrará el actual ejercicio. En este aspecto, acota que la información oficial dice que el deflactor del Producto Bruto Interno (PBI), que mide la canasta de servicios y bienes de toda la economía, da un índice del 20,1%.

El experto puntualiza que la Argentina ha venido gozando de los precios y, llegado el caso, si se caen, es posible que la Argentina deba volver a vivir con un nivel de ingresos compatibles a esos precios de las materias primas. Otro indicador a tener en cuenta, según Arriazu, es la evolución del gasto público. "Al sector público le está costando mantener el nivel de gastos y conseguir cómo financiarlo. Ante esta situación, a la gente le da miedo y reacciona tratando de comprar dólares", esgrime al ser consultado sobre la reacción de los ahorristas. "Es la historia argentina", completa.

Arriazu entiende que el Gobierno debe dejar mover los capitales, porque así lo dice la experiencia, y darles la certeza a los ahorristas de que podrán usarlo. "Todo el dinero que se llevan afuera es menor dinero que queda en la economía y, por lo tanto, menos nivel de demanda agregada", advierte.

Arriazu, bajo ningún punto de vista, cree que la Argentina vuelva a un escenario parecido al de fines de 2001. "No hay tantos depósitos como en aquel momento y hay muchas más reservas internacionales", indica. Más bien, cree que el escenario puede asemejarse, en parte, a la de fines de 2009, aunque con una salida de capitales y una caída de precios inferiores a ese período.

¿Hacia dónde va el dólar?, se le consulta. Arriazu cree que el Gobierno sigue teniendo la capacidad suficiente de fijar el tipo de cambio porque el Banco Central tiene las reservas suficientes para hacerlo. "Pero dependerá de hasta cuántas reservas esté dispuesto a perder y de la política monetaria y fiscal que se adopte", aclara. "No es con mecanismos de control como se convencerá a la gente de que pueden dejar sus depósitos en la Argentina", indica. Finalmente, sostiene que desde hace dos meses se aceleró la tasa de devaluación. "El escenario base puede implicar hasta un 18% (el porcentaje que quiere pactar el Gobierno en las paritarias 2012), mezclando con la profundización del modelo, que son los controles de capitales y precios más bajos", concluye.