Por Martín Boquete - Licenciado en Economía / MBA IAE
Director Comercial de Toribio Achával

Comparar el dólar con el inmueble es un ejercicio extremadamente interesante. Vale la pena, y mucho, procurar una definición no convencional que nos acerque a la comparación.
¿Qué es el dólar? Para la cultura argentina es mucho más que una moneda; es la vara de medición de las "buenas" decisiones. Dado que nuestra bendita moneda (el peso del momento) nos ha acostumbrado a la inflación, se nos complica comparar precios a través de los años. Por eso usamos el dólar, con el fin de medir el precio de aquellos activos que deseamos comparar. Este hábito, nos simplifica las decisiones y nos permite memorizar fácilmente los precios, pero también nos engaña, y mucho.
¿Qué es el ladrillo? Es el sueño hecho realidad al comprar o construir nuestra casa o para inversión. Cuando lo logramos, tocamos el cielo con las manos.
¿Tal vez el dólar sea la sala de espera y el inmueble el consultorio? Una vez que llegamos a la sala de espera, nos sentimos seguros porque ya estamos en el médico y en horario. No obstante lo que realmente queremos es ver al médico, no leer revistas especializadas o ver fotos de personajes que parecen amigos, pero ellos ni nos conocen.
Al comparar el ladrillo con el dólar, pienso en sus parecidos y sus diferencias:
¿En qué se parecen? Protegen el valor de los ahorros. Son fáciles de identificar. Son conocidos por la gente en general.
¿En qué se diferencian? El dólar es más líquido que el inmueble. Ciertos inmuebles tienen mayor renta que el dólar. El dólar se compra y vende en un mercado muy regulado por el Estado. El inmueble, en un mercado muy libre. Todos los dólares son iguales. Los inmuebles son diferentes entre sí.
Llevando esto a la práctica, y a la luz de las nuevas disposiciones de la AFIP que obliga a los bancos y casas de cambio a preguntar antes de vender dólares, en la actividad inmobiliaria no se notó ningún efecto negativo sobre las operaciones; se firmaron todas las operaciones previstas para estos días. Tal vez esté afectando más a las expectativas sobre el futuro comportamiento del dólar, y el buen o mal manejo que el gobierno denote tener sobre la inflación y las reservas.
La reglamentación que entró en vigencia el 31 de octubre, tiene por objeto optimizar el control fiscal y luchar contra el lavado de dinero. Si la AFIP mantiene firme esto, el nuevo régimen no generará ningún perjuicio al nivel de actividad inmobiliaria. Sin embargo, si se usa para evitar la demanda genuina de dólares, el mercado desconfiará de la fortaleza del Estado para responder a la demanda de dólares y consecuentemente se retraerá en sus decisiones, inmobiliarias y no inmobiliarias. En este último caso tendríamos problemas en la economía en general más que en el mercado inmobiliario.
¿Cómo sabemos si compramos algo a buen precio o no? Simplemente expresándolo en dólares.
El dólar también tiene inflación, y de hecho en la última década se ha devaluado más del 25%, por lo que al comparar a través de los años incurrimos en un inevitable error. Compré mi departamento a U$S 1.000 el metro y lo estoy vendiendo a 1.200 es una típica expresión que denota satisfacción en la ganancia obtenida, sin siquiera analizar si la vara utilizada (el dólar) tiene un valor constante.
Cuando uno decide invertir, quiere que el activo que adquiere sea propio. Cuanto más libre sea el mercado en el que cotiza ese activo, más ganas de invertir en él uno tiene, ya que nadie puede decirle lo que debe hacer con él. Los dólares cotizan en un mercado muy regulado (según la nueva resolución) mientras que los inmuebles cotizan en un mercado bastante libre y transparente.
Por todo esto, y a la luz de la nueva disposición, parece muy interesante ahorrar en inmuebles más que en dólares, para proteger el valor de los ahorros y generar renta futura. Es cierto que hay en oferta desde lotes en barrios cerrados, departamentos y hasta oficinas para renta, mientras que todos los dólares son iguales, y esto conlleva a una aparente difícil elección. Sin embargo al revisar el mercado de Tucumán, se observa con claridad la tendencia hacia zonas suburbanas (principalmente la Av. Perón). Con lo que hace inducir la inversión hacia estas zona, que ofrecen tanto potencial como calidad de vida.