"El primer año de exilio fuimos con Eduardo Galeano a pasar la Navidad a la casa de su amigo (Juan Carlos) Onetti. Era una especie de maníaco que disfrutaba con poner todas las cosas en negro", dice Héctor Tizón al evocar algunos de los años más tristes de su vida. "Recuerdo que dijo -creo que no estaba del todo sobrio en ese momento- que no íbamos a volver nunca a nuestras patrias: ?Esta no es la última Navidad que vamos a estar solos. Y vamos a vivir muy pocas Fiestas más, porque nos vamos a morir de soledad?; ese día juré no volver a verlo nunca más", explica el jujeño. De todos modos, admite que reincidió: "Él se metía en la cama y no salía por nada del mundo. Si uno lo iba a visitar, él se quedaba acostado. Después de aquella Navidad lo visité una sola vez más y le anuncié: ?No te voy a volver a ver?. Me preguntó por qué. ?Porque sos muy contagioso?, le respondí".
Un maniático que contagiaba negatividad