BUENOS AIRES.- Las entradas para el campo estaban todas vendidas. 22 hombres las adquirieron para ver de cerca a estrella máxima: la pelota. Sin embargo, 11 de ellos tomaron contacto directo con la estrella y la convirtieron en una más de su equipo. Vestidos de celeste y blanco, los jugadores de la Selección hicieron delirar a las personas que se ilusionaron con el debut (no muchas) y ganaron la batalla de las bandas sudamericanas: Argentina 4, Chile 1.

Eso sí, los mejores solos y los grandes éxitos se escucharon en el área de Claudio Bravo. En su propia valla, el equipo de Alejandro Sabella se vio complicado en diferentes ocasiones por los de Claudio Borghi. El medio campo fue sólo un espacio de transición entre canción y canción, que Gonzalo Higuaín supo interpretar tan bien. La segunda guitarra fue Lionel Messi. Tres goles lo relegan a ese puesto, pero lo suyo no deja de ser meritorio ya que volvió a ser el mismo de siempre y lo mejor de todo es que lo hizo con la camiseta argentina.

Los laterales siguen siendo un déficit. Ninguno va a caracterizarse como grandes proyecciones en sus bandas pero su nivel podría ser superior. Ángel Di María merece un párrafo aparte, aunque este ya haya comenzado. Dos asistencias para "Pipita" y la clásica rapidez por su banda lo erigen como una verdadera batería: golpeando cada vez que subía.

El reemplazo improvisado de Sergio Romero no dio toda la seguridad que este suele otorgar. Mariano Andújar mostró dudas en varias salidas y pese a que Humberto Suazo lo molestó ilícitamente en el descuento visitante, no puede dejar de reprochársele su mala salida.

A fin de cuentas, el debut de Argentina en las Eliminatorias clasificatorias para Brasil 2014 y el de Sabella, oficialmente, terminó siendo auspicioso, pero tampoco hizo vibrar las paredes del Monumental. (Especial)