CÓRDOBA.- Dentro de la vieja casa que está en el predio del prostíbulo "Las Vampiras", bajo el piso de concreto, las ratas habían hecho su nido: un hueco al que habían llevado basura para alimentar sus crías y darles calor. Allí subsistieron los roedores, considerados una plaga por el hombre.

Pero para los investigadores que trabajan en la búsqueda de los supuestos restos de María de los Ángeles Verón, estos escurridizos animalitos acabaron siendo aliados. Al parecer, ellos fueron quienes ocultaron y preservaron una hoja de papel, convertida en bollo, en la que se darían datos concretos sobre la trata de personas, según le comentaron altas fuentes de la pesquisa a este diario.

Ahora, ese papel será sometido a una serie de pericias para determinar cuándo podría haber sido escrito y por quién. De todas maneras, el nombre de "Marita" no aparecería entre las anotaciones, aunque, al parecer, el de otras mujeres sí.

Ayer fue el último día de trabajo en la semana a la vera de la ruta 19, en el desolado paraje "691" de Piquillín, al este de esta provincia. Desde el martes, varios equipos de peritos y de forenses trabajan en las whiskerías "El Motel" y "Las Vampiras", que están separadas entre sí por unos 150 metros.

En este tiempo, por ejemplo, personal del Equipo Argentino de Antropología Forense y de Gendarmería Nacional recorrió el lugar con un georradar, un equipo que envía ondas electromagnéticas al subsuelo (hasta 2,5 metros de profundidad) y recibe los datos que luego son interpretados por expertos. Con esta herramienta marcaron diferentes puntos; en varios ya se realizaron excavaciones.

Durante el fin de semana, los forenses se encargarán de analizar las anotaciones obtenidas. Por eso, las tareas en el lugar se suspendieron hasta el lunes.

Paralelamente, otro equipo de investigadores, al mando de la comisario Claudia Flores y del sargento primero José Moreno, trabaja sobre la base de datos y testimonios que se consiguieron a lo largo de la pesquisa.

Uno de los más importantes fue el relato de una mujer que fue explotada sexualmente en "Las Vampiras", según los investigadores, y que señaló el piso de la casa antigua que está junto al burdel. Allí, dijo la testigo clave, fueron enterrados los cuerpos de tres mujeres.

Ayer, personal de bomberos rompió el piso de concreto y removió la tierra en busca de restos óseos. Además, el especialista en rastrillaje con perros, Juan Pablo Fisicaro, llevó los canes adiestrados a la vivienda. Allí fue donde se encontraron, en un nido de ratas, las anotaciones que podrían resultar una pista clave para la pesquisa.

Por otra parte, el jueves a la noche, se realizó un allanamiento en la casa de Gerónimo Pérez, situada al fondo de la finca. Allí se secuestró una escopeta calibre 16, que quedó afectada a la causa que investiga la fiscala Eve Flores.

Ayer, la representante del Ministerio Público le explicó a LA GACETA que ya se ha relevado el 40% de los puntos considerados de interés para la pesquisa. "Es el último día de esta primer semana. Siempre lo explico: esta es una pericia que tiene varias etapas, y esta es una de ellas. El fin de semana no se va a trabajar y quedará todo el lugar clausurado bajo custodia policial. La semana que viene se reanuda la pericia", advirtió la fiscal, en rueda de prensa.

Además, ante una serie de rumores, desmintió que se hubieran detectado "calabozos" en las whiskerías. "En esta pericia se están encontrando las cosas habituales que hay en los prostíbulos. Por ahí la gente les dice calabozos porque les llama la atención, al no conocer que haya habitaciones ínfimas, pequeñas. Pero en esas habitaciones hay camas; los prostíbulos muestran esa realidad. Entonces, la valoración de que se trata de una celda es un criterio absolutamente subjetivo. Hemos filmado y tenemos fotos, que pondremos a disposición cuando se pueda, para que la opinión pública se dé cuenta de cómo son estos lugares", destacó Flores.

La causa iniciada en Córdoba es consecuencia de la declaración formulada en la Justicia Federal de Santiago del Estero por una mujer que, hoy, es testigo reservado. En 2008, su nuera, que era explotada sexualmente en uno de los prostíbulos de Piquillín, le comentó que allí se hablaba de la historia de una chica, a quien conocían como "La tucumanita", que tiempo atrás había sido asesinada por un proxeneta porque había intentado huir del lugar.

La víctima, según estos dichos, habría sido enterrada en el predio de alguna de las whiskerías. Poco tiempo después de la conversación, la joven santiagueña murió; su suegra, hace tres meses, formuló la denuncia.

Los investigadores cotejaron los datos y vieron que había muchísimas coincidencias con la realidad. Así, hoy, consideran que no se trata de un mito. Más allá de que no encuentren cuerpos en los locales del paraje "691", desde la pesquisa aseguran que no hay dudas de que allí fue asesinada una mujer, o varias.