CÓRDOBA.- La mujer llegó camuflada y escoltada por varios policías al paraje "691" de Piquillín. Había dado un dato clave por teléfono, y ahora debía confirmarlo in situ. Pasó por la whiskería "El Motel" y no dijo nada. Anduvo por el camino de tierra y entró al predio de "Las Vampiras", donde trabajó alguna vez como prostituta. No ingresó al salón de fachada violeta, en la que hasta hace pocos días un farol rojo llamaba la atención de los viajeros nocturnos.
Ella, la nueva testigo clave, caminó hasta una casa antigua, situada algunos metros detrás del burdel, y señaló al piso: allí, contaban sus compañeras, fueron enterradas tres chicas a las que mató un violento proxeneta. Una de las víctimas, según la hipótesis de los investigadores, podría ser María de los Angeles Verón.
Dos perros adiestrados para detectar restos óseos recorrieron la vivienda, pero el olfato no los guió hacia ningún lugar específico. Por eso, los peritos debieron romper el piso de concreto con una maza. Sin embargo, no encontraron nada. Tampoco en el patio de las whiskerías, donde excavaron con dos palas mecánicas en algunos de los puntos que habían señalado utilizando un georradar. Hasta ahora no hubo resultados. De todas maneras, los investigadores tienen una idea fija: en uno de esos predios, bajo tierra, están ocultas las protagonistas de una historia macabra.
El relato de una leyenda
La causa comenzó con un relato que podría considerarse fantástico. Sin embargo, con el correr de las horas, los investigadores encuentran más datos que le dan sustento a la versión. En 2008, una prostituta santiagueña le contó a su suegra la leyenda de "La tucumanita", una joven que había recibido un disparo mortal por la espalda cuando trataba de huir de una whiskería situada en un paraje de Piquillín, al este de la ciudad de Córdoba. Luego, su cuerpo fue quemado en un horno de barro y enterrado cerca de allí. La chica, según el relato, podría ser "Marita".
La prostituta santiagueña se enfermó gravemente y murió. Pero, tres meses atrás, su suegra hizo la denuncia en la División Trata de Personas de su provincia, y se confirmó que los detalles de la historia tenían demasiadas coincidencias con la realidad. Todo esto llegó a oídos de la madre de Verón, Susana Trimarco, quien realizó los trámites para que se buscara a su hija en suelo cordobés.
Las excavaciones
La fiscala Eve Flores comandó allanamientos el martes en la whiskería "El Motel", que sería propiedad de Ricardo Martínez, y en "Las Vampiras", de Alejandro Pérez. Allí se comenzó a excavar en busca del cuerpo de la joven tucumana, que fue raptada en 2002 por una red de trata de personas.
El predio es enorme, pero los investigadores, a cargo de la comisaria Claudia Flores y del sargento José Moreno, recibieron varios datos en las últimas horas que los pueden orientar.
Uno de ellos es el de la casa vieja que está en "Las Vampiras", aportado por una joven que era explotada en ese local. Allí, las tareas se suspendieron hasta hoy, pues los expertos deberán utilizar un martillo hidráulico especial.
Otra pista fue aportada por un supuesto jardinero que supo trabajar allí, quien dijo que le tenían prohibido cavar detrás de unos árboles del fondo de la propiedad.
Además, el personal de Gendarmería y del Equipo Argentino de Antropología Forense detectó varias irregularidades en los laterales del predio usando un georradar, que funciona emitiendo y recibiendo ondas electromagnéticas, e indica si el suelo fue removido alguna vez.
Ella, la nueva testigo clave, caminó hasta una casa antigua, situada algunos metros detrás del burdel, y señaló al piso: allí, contaban sus compañeras, fueron enterradas tres chicas a las que mató un violento proxeneta. Una de las víctimas, según la hipótesis de los investigadores, podría ser María de los Angeles Verón.
Dos perros adiestrados para detectar restos óseos recorrieron la vivienda, pero el olfato no los guió hacia ningún lugar específico. Por eso, los peritos debieron romper el piso de concreto con una maza. Sin embargo, no encontraron nada. Tampoco en el patio de las whiskerías, donde excavaron con dos palas mecánicas en algunos de los puntos que habían señalado utilizando un georradar. Hasta ahora no hubo resultados. De todas maneras, los investigadores tienen una idea fija: en uno de esos predios, bajo tierra, están ocultas las protagonistas de una historia macabra.
El relato de una leyenda
La causa comenzó con un relato que podría considerarse fantástico. Sin embargo, con el correr de las horas, los investigadores encuentran más datos que le dan sustento a la versión. En 2008, una prostituta santiagueña le contó a su suegra la leyenda de "La tucumanita", una joven que había recibido un disparo mortal por la espalda cuando trataba de huir de una whiskería situada en un paraje de Piquillín, al este de la ciudad de Córdoba. Luego, su cuerpo fue quemado en un horno de barro y enterrado cerca de allí. La chica, según el relato, podría ser "Marita".
La prostituta santiagueña se enfermó gravemente y murió. Pero, tres meses atrás, su suegra hizo la denuncia en la División Trata de Personas de su provincia, y se confirmó que los detalles de la historia tenían demasiadas coincidencias con la realidad. Todo esto llegó a oídos de la madre de Verón, Susana Trimarco, quien realizó los trámites para que se buscara a su hija en suelo cordobés.
Las excavaciones
La fiscala Eve Flores comandó allanamientos el martes en la whiskería "El Motel", que sería propiedad de Ricardo Martínez, y en "Las Vampiras", de Alejandro Pérez. Allí se comenzó a excavar en busca del cuerpo de la joven tucumana, que fue raptada en 2002 por una red de trata de personas.
El predio es enorme, pero los investigadores, a cargo de la comisaria Claudia Flores y del sargento José Moreno, recibieron varios datos en las últimas horas que los pueden orientar.
Uno de ellos es el de la casa vieja que está en "Las Vampiras", aportado por una joven que era explotada en ese local. Allí, las tareas se suspendieron hasta hoy, pues los expertos deberán utilizar un martillo hidráulico especial.
Otra pista fue aportada por un supuesto jardinero que supo trabajar allí, quien dijo que le tenían prohibido cavar detrás de unos árboles del fondo de la propiedad.
Además, el personal de Gendarmería y del Equipo Argentino de Antropología Forense detectó varias irregularidades en los laterales del predio usando un georradar, que funciona emitiendo y recibiendo ondas electromagnéticas, e indica si el suelo fue removido alguna vez.