CORDOBA.- Campos sembrados con maíz y un descampado por donde corre la vía del tren son casi los únicos vecinos de las dos whiskerías, en el paraje conocido como 691, en donde podría haber pasado sus últimos días Marita Verón. A 100 metros hay un almacén y un poco más cerca vive un apicultor, un hombre de unos 80 años.
Si allí hubo un homicidio (o varios, como indica la versión de una testigo que ahora está protegida), es posible que nadie haya escuchado un solo grito.
En el predio que rodea a Las Vampiras, los investigadores luchan contra el intenso calor de la jornada y hacen turnos para llevar adelante las excavaciones.
Marcaron con banderas blancas allí donde el georradar les indicó que podría haber alguna pista, pero hasta ahora no encontraron restos humanos. Bajaron hasta 20 metros de profundidad en un aljibe que tiene cerca de 40. Allí tampoco había indicios.
A última hora de esta tarde se disponían a revisar el contenido de varios pozos ciegos, con máquinas excavadoras, mientas continuaban haciendo un barrido del terreno.
Susana Trimarco, la madre de la joven secuestrada en abril de 2002, está muy angustiada ante la posibilidad de que se encuentren los restos de su hija. Como pocas veces, se la vio quebrada y llorando. "Es un dolor demasiado grande (pensar) que mi hija está acá. Yo la busco con vida", le dijo a LA GACETA.
"Necesito saber dónde está mi hija, no quiero vivir con este calvario", confesó. LA GACETA©