BUENOS AIRES.- "Candela (Rodríguez) se comunicó con la madre el día siguiente al que desapareció", lanzó Andrés Rabinovich, abogado de Ricardo Perrotta, la ex pareja de Carola Labrador, y develó un nuevo dato en la causa en la que se investiga el secuestro y posterior homicidio de la niña de 11 años.
El letrado afirmó en declaraciones a Radio 10 que esa prueba de vida de Candela está en el expediente. "Fue un día después de su desaparición, cuando la Policía tenía los teléfonos tomados", manifestó Rabinovich.
A partir de ese momento, añadió el abogado, comenzaron "los mensajes" a través de los medios de Labrador a la niña. Rabinovich consideró que esa prueba de vida pone en evidencia que la madre de Candela "conocía con quién estaba la niña".
Nuevas detenciones
La Policía bonaerense detuvo ayer a dos hombres durante distintos allanamientos realizados en el partido de Hurlingham, al tiempo que la Justicia liberó a tres imputados. Fuentes policiales informaron que anoche se apresó al octavo sospechoso, que estaba internado en un hospital y está acusado de ser partícipe necesario del crimen, tras los operativos ordenados por el fiscal de Morón Marcelo Tavolaro.
Los investigadores indicaron que la detención del nuevo presunto implicado se produjo luego de que se encontraran sus huellas en la casa de la calle Kiernan al 900, de Villa Tesei, donde habría estado cautiva la nena antes de que fuera asesinada. Asimismo, se informó que los allanamientos, un total de ocho, se realizaron en diversos puntos de la zona de William Morris, y en una casa se demoró a una persona de 36 años, identificada como José Luis Flores, quien era remisero y tendría antecedentes policiales.
Los operativos fueron ordenados por el juez de Garantías Alfredo Meade, quien está a cargo de la causa, y entre otras cuestiones se volvió a revisar la casa de la calle donde se encontró ADN de la niña. Esta sería la séptima persona involucrada en torno al crimen de Candela, causa en la que fueron liberados tres de los imputados: Alfredo Monteros, padre e hijo -ambos torneros- y Guillermo Valenzuela, quien es fletero. Según las fuentes consultadas, se señaló que los tres imputados continuarán con esa figura legal, dado que están acusados de encubrimiento agravado.
El fiscal sospecha que los Monteros y Valenzuela habrían arrojado el cuerpo de Candela a la vera de la Autopista Oeste, tras ser asesinada luego de nueve días de intensa búsqueda. Sin embargo, tras volver a su casa en el barrio porteño de Villa Soldati, Monteros dijo que se sentía feliz por recuperar la libertad.
"Creo en Dios. Soy congregado de una iglesia evangélica, no tiene nada que ver, pero igual yo creo y desde un principio sabía que Dios iba a acomodar las cosas", sentenció el tornero, quien estuvo detenido junto a su hijo, de 35 años.
El abogado de Monteros, Pablo Carppaneto, indicó a la prensa que los dos familiares continuarán imputados, y reconoció que por haber estado en la casa de la calle Kiernan, debían ser al menos consultados. "Estuvieron en una casa en donde estuvo Candela justo el día que apareció el cuerpo. Pero tampoco es para responsabilizarlos, aunque es lógico que se los cite, pese a que no hay ningún elemento en su contra", comentó el letrado. Por el caso están imputados, además de los tres liberados, Hugo Bermúdez, quien se sospecha que mató a la niña, Gladys Cabrera, dueña de la casa en donde se encontró ADN de Candela, y Raúl Altamirano, un carpintero, acusados como partícipes necesarios de homicidio. (NA-Especial)