CONCEPCIÓN.- Ayer a la madrugada, los vecinos que viven en los alrededores del predio donde funciona la Feria de Simoca despertaron como sacudidos por una pesadilla. Pero el calor de las llamas los hizo comprender rápidamente que, por desgracia, no se trataba de un mal sueño.
A metros de las casas, lenguas de fuego agitadas por el viento se estiraban en las alturas de la noche, consumiendo sin piedad todo a su paso.
Los vecinos, desesperados, se abocaron a tratar de sofocar el incendio. Pero los baldazos de agua no alcanzaron para rescatar uno de los sitios icónicos de esa localidad.
En total, fueron 43 los ranchos de la Feria que quedaron reducidos a cenizas. Otra vez, el vandalismo le asestó un golpe en la quijada a la "Capital del Sulky", y causó un gravísimo perjuicio al más tradicional lugar de encuentro que tienen los lugareños.
La Feria, además, es el punto más visitado por los turistas que llegan desde distintos puntos del país, para disfrutar de sus comidas y del folclore. Ahora, los simoqueños deberán trabajar arduamente para recuperar lo que las llamas devastaron.
Autores desconocidos
Fue el tercer atentado perpetrado por desconocidos en menos de un año. Dicen que el de ayer comenzó a media madrugada. Fue el más grave de todos.
"Llegué a las 4.30 y casi me descompongo al ver cómo el fuego destruía mi rancho, mi lugar de trabajo. Me agarró una desesperación y quise irme encima a tratar de hacer algo. Pero era inútil. Me quedé con la comida y todo lo que traía para vender", comentó Ivana Moreno, del rancho 41. En Simoca circula una versión, no confirmada, de que el siniestro fue provocado por un grupo de chicos que recorre el pueblo todas las noches en estado de ebriedad. Moreno también escuchó esos rumores. "Algunas personas vieron que unos chicos salieron corriendo desde mi puesto. Enseguida apareció el fuego, que muy rápidamente se hizo fuerte. Fue imposible controlarlo", comentó la feriante.
A Ángela Paz, que desde hace seis años vende dulces y licores en su puesto, todos la conocen como doña "Gringa". Ayer, como todos los sábados, llegó para instalarse en su rancho, pero comenzó a llorar sin consuelo cuando lo vio totalmente destruido. "No puedo creer la maldad de quien hizo esto. La Feria es nuestra fuente de trabajo. Si uno no vende, no tiene para sobrevivir durante la semana. Alguien tiene que hacer algo para terminar con esta historia de incendiarios. Se divierten quemando los ranchos", protestó.
Unos jóvenes que estaban en una fiesta familiar fueron los primeros en ver el reflejo de las llamas y las columnas de humo negro. Sin dudarlo, salieron presurosos a tratar de apagarlas. Pero las estructuras de caña y madera y los techos de paja fueron de rápida combustión. "Varios hasta pusieron en riesgo sus vidas", comentó un testigo.
Marcelo Rodríguez, un vecino que vive frente al predio, escuchó el estallido que provocaban las llamas. "Los que estábamos dormidos nos despertamos por los ruidos de las cañas de bambú que explotaban. Algunos salieron en calzoncillos y con baldes de agua. Después llegó un camión cisterna y una pala mecánica de la Municipalidad. También había la policías y bomberos de Monteros y de Concepción", relató Marcelo. Y señaló que todos los siniestros se podrían haber evitado. "Si aquí hubiera un mejor control policial nocturno, esto no ocurriría", agregó.
El cineasta Carlos Piwowarski, que produjo la película "Las alas del cielo", filmada en Simoca, se acercó ayer por la Feria. Y se estremeció cuando vio los postes desnudos, manchados por la ceniza. "Es una gran pena lo que sucedió. Me llegué por aquí con el fin de ver un escenario para una película que tengo en vista, pero me encontré con esto. Cuesta creer que no haya sido accidental", se lamentó.
Cerca del mediodía, los bomberos trataban de apagar los últimos vestigios del incendio, que se reavivaba con cada viento que llegaba. Los simoqueños quedaron destrozados, porque la Feria es el sustento de muchísimos habitantes. Una vez que las llamas se aplaquen, deberán enfocarse en encontrar la forma de salir adelante después de haberlo perdido todo en una noche. (C)