Hay gente que cree que cada uno de nosotros tiene un doble en otro lugar del mundo, alguien con quien probablemente nada tenemos que ver pero con quien tal vez podemos intercambiar identidades. Curiosamente, la idea de poseer "dobles" de algunos elementos europeos era primera necesidad para la resurgente nación Argentina hacia desde finales del siglo XIX e inicios del XX, cuando se experimentaba una expansión demográfica sin precedentes. Este crecimiento fue acompañado de un desarrollo de las urbes que demandaban nuevos medios de comunicación y equipamiento, y por ello era necesario dirigir las miradas a las naciones europeas como Francia e Inglaterra. A ellas se debe la incorporación de las redes ferroviarias y la importación de nuevos elementos urbanos. Estos elementos arquitectónicos "dobles", principalmente de hierro fundido, simbolizaron innovación y progreso, pero después de más de 100 años pasaron a ser considerados anticuados o estar tan incorporados a nuestro paisaje urbano que a veces ni los notamos. Este es el caso de las fuentes de la plaza Independencia y la Escuela Sarmiento. Ambas fueron fabricadas en Derby, Inglaterra, por la famosa empresa Andrew Handyside.
En 1869 se coloca la fuente de la plaza Independencia. Esta corresponde al diseño número 18 de la empresa y tiene un doble en la ciudad de Stavanger (Noruega) y otra en Leeds (Inglaterra). La fuente de la Escuela Sarmiento corresponde al diseño número 15 de su catálogo y tiene al menos dos dobles por el mundo: uno de ellos se encuentra en el colegio Prince Alfred de la ciudad de Adelaide (Australia) y otro en el Pearson Conservatory St George?s Park de Port Elizabeth (Sudáfrica).
El arte metalúrgico británico ha sido muy importante. Sin embargo, no ha sido estudiado lo suficiente. Aún hay un largo camino por recorrer para revelar estos elementos "dobles" y "dobles de dobles" que forman parte de un patrimonio que nos pertenece a los argentinos pero al mismo tiempo compartimos, ya que su origen está en otro lugar en el mundo.