Llegó a la finca a media mañana y observó, desde un costado, los primeros movimientos. Ramón Gálvez, de 53 años, asegura que su familia posee las tierras de la disputa desde hace 70 años; sin embargo, manifiesta, la situación los ha desbordado. "Estamos hechos mierda por culpa de los políticos corruptos que tenemos en Tucumán", aseguró.
"El lunes 11 de julio entraron, por el fondo, unas 100 personas, encabezadas por Julio Monserrat, quien dijo que no tenía nada que ver. No se quién será el equivocado. Pero sí les puedo decir que a esa gente les mintió cuando les dijo que no pagábamos impuestos y que debíamos toda una vida", comienza el relato el menor de los tres hermanos Gálvez, uno de los herederos de la propiedad en conflicto.
"El abogado Montoya, de Carolina (Vargas Aignasse), me llamó y me preguntó si quería vender la tierra. Ellos pretendían ser los intermediarios. La gente decía que era de Carolina, pero ella me lo negó por teléfono. Me dijo que no acostumbraba a trabajar de esa forma. Unos días después, entró una camioneta de la Municipalidad ofertando frazadas y remedios. Luego lo hizo otra, de Carolina, que pinta los carteles y las calles. La vi en la sede y sé que decía ?Carolina corazón? en la puerta. Así que son muchas circunstancias. Yo no puedo decir ?seguro es?, pero hubo versiones. Y eso no me lo pueden negar", relata con resignación el denunciante.
"Otro día encontré a la legisladora Mirta Gutiérrez saliendo de la finca y vi que se escondía. Me conoce: somos del barrio. Me dijo que ?no sabía nada?. Son casualidades que a uno le dejan mucho que pensar. Es lo normal cuando hay elecciones. Quieren sus votos a costillas de otros. Lo bailado de nosotros no nos lo saca nadie. Estamos destrozados", relató Gálvez, con los ojos llenos de lágrimas.