"Éramos un grupo uruguayo de artistas de teatro que vinimos en el 90, con becas de la Unesco, a trabajar sobre los pueblos originarios, y nos instalamos a dos cuadras de aquí". Soledad Barreto recuerda la génesis de la Fundación Mate Cocido junto a su marido, Sergio Osorio.

"En el 98 comenzamos a dictar talleres gratuitos de teatro porque veíamos que aquí faltaba de todo -rememora-; pensamos desde qué lugar podemos aportar, y entonces conocimos ?a nuestro hijo?, Adrián (Díaz Cabrera), que tenía 11 años y venía cada día en su bicicletita. Hoy es uno de los grandes actores y dirige la radio. Es además secretario de la Fundación Mate Cocido, que se terminó de conformar hace un par de años, cuando todos los jóvenes se hicieron adultos. Después vinieron los talleres de periodismo, donde colaboraron conocidos profesionales".

La Escuela Popular de Arte (EPA), la orquesta de 60 niños y adolescentes -y algunos papás-; tres grupos de teatro: el emblemático "La murga de las manos", el de adultos y uno nuevo, "Rodando la mueca", son algunas de las concreciones de la fundación, además de la radio.

Y todo a pulmón... "Logramos comprar esta casa con una gran campaña que hicimos en 2007: juntábamos plata en latitas, con la murga, en la peatonal, y abrimos cuenta de ahorros. Hicimos también un almanaque fotográfico y vendimos 500 -cuenta Barreto-. La única ayuda que recibimos es la del Ente Cultural, para el pago de tres sueldos de los docentes de música (que son seis)".

Todo empezó con un periódico barrial, por eso los comerciantes de la zona los conocen y colaboran con auspicios, así como gente del teatro y de la cultura.

Cuando la cronista le sugiere que la radio es como el máximo sueño cumplido, Osorio exclama: "¡no! ¡Tenemos muchos otros sueños!"