El 9 de julio de 1916 fue día de fiesta para San Miguel de Tucumán. Culminaban los festejos del Centenario de la Independencia. Hubieran tenido más lucimiento si hubiera asistido el presidente de la República, como lo prometió el doctor Roque Sáenz Peña en sus visitas de 1912 y 1913. Pero Sáenz Peña había fallecido y su sucesor, el doctor Victorino de la Plaza, se limitó a mandar como representante al ministro de Justicia, doctor Carlos Saavedra Lamas. Con todo, el 9 se realizó el gran desfile y el acto en la Casa Histórica, todo acompañado por mucha concurrencia.Entretanto, en Buenos Aires, tenía lugar también un desfile militar, en la Plaza de Mayo. Desde los balcones de la Casa Rosada asistía el presidente De la Plaza con su gabinete. Cuando se cerraba la parada con una manifestación civil a continuación de la tropa, desde la vereda un sujeto sacó un revólver y, al grito de "¡Viva la anarquía!", descerrajó un tiro en dirección al presidente.

El proyectil erró su blanco y fue a pegar en el muro del palacio, un metro más abajo del balcón del Ejecutivo. El hombre amartillaba el arma para un nuevo disparo cuando lo redujo la policía. La multitud enfurecida quería lincharlo, mientras el presidente continuaba en el balcón sin dar importancia al episodio.

El agresor se llamaba Juan Mandrini y mostraba sus facultades mentales alteradas. Tenía 24 años y era oriundo del pueblo bonaerense de Azul. Declaró que quería eliminar a De la Plaza "por tratarse de un autócrata".