Entre las figuras destacadas de la cultura tucumana del siglo XX no suele mencionarse con la frecuencia merecida a Rafael Jijena Sánchez, afamado poeta y estudioso de las tradiciones argentinas. Nació en nuestra ciudad en 1904. En Catamarca -cuyas tradiciones, paisaje y gente jamás olvidaría- transcurrió su niñez.
Luego la familia se traslada a Villa Turdera, en Buenos Aires. Pronto frecuenta la Peña del Tortoni, canaliza su honda inquietud religiosa en los Cursos de Cultura Católica y escribe poemas. Por su libro "Achalay" recibe el Premio Municipal. Luego recorre detenidamente el norte hasta Bolivia.
Hay más libros. "Verso simple" (1931), tonadas y letras para cantar, y "Vidala" (1936). Su estudio "Las supersticiones", en coautoría con Bruno Jacovella, merece (1939) el Premio Nacional. De 1940 son "Hilo de oro, hilo de plata", "La luna y el sol" y "De nuestra poesía tradicional".  En 1941 se instala por seis años en Tucumán. Aquí es jefe del Departamento de Folklore de la UNT y funda el Museo Folklórico "General Belgrano". 
Vuelve a Buenos Aires en 1946. Publica "Los cuentos de mama vieja" y "Ramo verde". Funda la primera cátedra de Folklore en el Instituto Nacional de Arte Escénico y asume la dirección del Museo Municipal "José Hernández". En los años 50 vienen "El perro negro en el folklore", "Retablo popular", "El árbol de fuego", "El chifle y el chirimbao" y -con Arturo López Peña- "Cancionero de coplas". Luego, "De oír y contar", "Nuevo libro de viejos ejemplos", "El curioso entretenido", "Del canto, la flor", entre 1960 y 1966. "De la copla niña" aparece en 1972. Rodeado de gran prestigio por su obra, Rafael Jijena Sánchez muere en Buenos Aires, el 22 de diciembre de 1977.