"Queremos estudiar", "Cerisola entregá el edificio". Al ritmo de batucadas y saltando en ronda, una treintena de alumnos de la Escuela de Bellas Artes irrumpió en el hall central del Teatro Alberdi, mientras daba comienzo el concierto de la Orquesta Sinfónica, en el marco del lanzamiento del Julio Cultural.
La irrupción de los chicos fue inesperada, aunque todo hacía pensar que lo habían planificado aprovechando la importancia del acto. Con ellos se encontraban algunos adultos, supuestamente padres.
Desde que se iniciaron las clases en marzo la Escuela dependiente de la UNT está pasando un período de marchas y contramarchas a causa de los problemas edilicios. La situación se agravó en la semana del 20 de junio, ya que la directora Cristina Navarro había anunciado el reinicio de las las clases en el local de Laprida al 200. Se realizó el traslado del mobiliario correspondientes a las aulas, y cuando estuvo listo se convocó a clases teóricas. Mientras tanto se haría el embalaje y el traslado de los elementos de los talleres, según explicó la directora.
Pero el jueves 23 el entusiasmo de los chicos y la tranquilidad de los padres duró apenas una hora. Cuando llegaron a clases les comunicaron que no podían entrar a la Escuela porque había problemas con las cloacas. Otra frustración. Desilusionados, un grupo de padres, hartos de que sus hijos deambulen de un lugar a otro, pidieron la intervención de la Escuela (ver "Desmienten rumores...").
El año había comenzado mal, ya que el concurso de precios para el proyecto de construcción de la nueva Escuela, en la Quinta Agronómica, resultó impugnado. Por eso, la promesa que les hizo el rector Juan Cerisola el jueves a los chicos (afirmó que el 25 de julio el local de la calle Laprida estará ya en condiciones de ser usado) no conformó a muchos.
No obstante, sorprendió la conducta de los alumnos en el Alberdi. Los gritos de los chicos se escuchaban hasta el escenario, pero no alcanzaron a opacar la actuación de los más de 100 músicos dirigidos por el maestro Gustavo Guersman. Entre el público se escucharon opiniones adversas al reclamo.
El inicio de la Sinfonía Nº4 de Piotr I. Tchaikovsky sepultó durante un buen tiempo los ecos del reclamo estudiantil. En palco oficial, donde estaban el rector y algunos funcionarios, se notó la preocupación, hasta que comenzó a sonar el concierto Nº 1 para piano y orquesta que interpretó el prestigioso solista Fernando Pérez.