LA PLATA.- "Papá, ¿por qué este año el Mundial se juega en la Argentina?" El nene, de unos seis años, no entiende demasiado qué partido fue a ver. Toma con una mano al padre y con la otra un choripán, que va chorreando los aderezos en el piso y en la campera. Pese al frío bochornoso y a la interminable cola de autos y micros que había en la autopista Buenos Aires-La Plata, nadie quiso perderse el partido inaugural de la Copa América entre Argentina y Bolivia.
Desde muy temprano, decenas de periodistas de más de 50 países -algunos tan lejos como Bangladesh- se acercaron a los centros de prensa del barrio porteño de Recoleta y de La Plata, con el fin de asegurarse sus entradas. Llegar a la sede del estadio no fue fácil para nadie. La autopista Illia estuvo cortada por una protesta en la Villa 31 y la vía de acceso hacia el sur también era un caos. Un viaje en micro, promedio, duraba dos horas y media para cubrir apenas 57 kilómetros.
Por la mañana, los comerciantes de la ciudad de las diagonales intentaron hacer negocio con este espectáculo. Algunos ofrecían tarjetas con descuentos en bares, confiterías y boliches, donde -claro está- prometían el partido en pantalla gigante. Y otros, aprovechando que la capital de la provincia de Buenos Aires no da abasto en su capacidad hotelera, ofrecieron habitaciones en casas de familia. Afuera del estadio, los precios fueron populares: cinco pesos el pancho, cinco el gorro y diez el choripán. Por el clima, los accesorios más vendidos fueron los de lana. "Dame cualquier cosa que abrigue", decían algunos a los vendedores ambulantes, apenas pisaban La Plata.
Precavidos y con temor por el tránsito, el plantel de Bolivia salió de la localidad de Pilar a las 16.30, más de cinco horas antes del inicio del partido. Los argentinos hicieron lo propio una hora y media antes. Cuando llegaron hubo un pequeño revuelo que alteró el rígido control de acceso al estadio. Todos, desde los periodistas acreditados hasta el nene del choripán y su papá, querían ver de cerca a sus ídolos. Los más buscados, claro, fueron Lionel Messi y Carlos Tevez. El "Apache", además, recibió la ovación más fuerte de la noche cuando salió al campo de juego y su imagen apareció en la pantalla gigante.
Después comenzaron a desfilar figuras del deporte argentino e internacional. Los primeros en llegar fueron los técnicos Gustavo Alfaro y Angel Cappa, ambos acreditados como periodistas para cubrir la copa. El presidente de Barcelona, Sandro Rosell, tampoco quiso perderse el partido inaugural. Alguien se acercó para preguntarle si viajó a la Argentina para cuidar que nadie lesione "al nene". "No sólo vengo a ver a Messi. Me interesa el partido", respondió.
Luego, todos se sorprendieron con el show multimedia de apertura y cantaron con Diego Torres y Soledad Pastorutti. La fiesta ya pasó. Comenzó la Copa América y Argentina quiere ganarla.