Son elecciones locales y autonómicas, pero no busque propuestas sobre ciudades y provincias. Las elecciones de hoy son presidenciales en un país de democracia parlamentaria, un plebiscito sobre la gestión de la crisis y un referéndum sobre una partitocracia que ha impulsado a jóvenes y muchos ciudadanos a tomar las calles y las plazas tras una gran movilización en las redes sociales. Estos comicios muestran la erupción social contra una democracia burocratizada, sorda y encerrada en esferas de poder muy alejadas de la vida cotidiana de los ciudadanos.
España vota alcaldes, concejales y diputados autonómicos mientras una gran parte de la ciudadanía reclama una reinvención de la democracia. La gente anhela una democracia real, más participativa, capaz de gestionar las crisis de la globalización y los desafíos del siglo XXI. Una democracia que no abandone el estado del bienestar para no condenar a las nuevas generaciones a vivir peor que sus padres. Una democracia en tiempo real. Al ritmo de las redes sociales y activa en los nuevos espacios públicos abiertos en internet.
La campaña tradicional ha muerto. Empezó con la discusión de si la coalición de la izquierda abertzale vasca, Bildu, la primera que pide a ETA el fin del terrorismo, podía presentarse a las elecciones y acaba con la jornada de reflexión, una antigualla herencia de una Transición temerosa de los extremistas, superada por las concentraciones de miles de ciudadanos en las calles. La llamada #spanishrevolution (modo en que se sigue un tema relevante en Twitter). La revuelta de la ciberdemocracia contra un sistema caro, ineficiente y que la crisis económica ha reventado por los costurones de la falta de ideas de la política profesional.
¿Qué votamos hoy los españoles? Anhelos de otra democracia.