Hace algunos años, las mesas de todos los días eran regadas por vinos ásperos, económicos y generosos. El mercado se transformó, el consumidor se educó y, en la actualidad, los argentinos tenemos la posibilidad de disfrutar -quizás no a diario, pero sí con frecuencia- del néctar que contienen botellas que pueden ser adquiridas a precios accesibles aunque sean demandadas en el mercado internacional. La cuestión es saber cómo servirlos para aprovechar al máximo sus expresiones y no arruinarlos.
Alrededor del vino se edifican amistades, se cierran negocios y se alimenta el amor. Cumple un rol protagónico en muchos aspectos de nuestras vidas. Y sus cualidades fraternales se potencian si se lo sabe tratar con el respeto, el cuidado y la delicadeza necesaria.
Hay cuatro aspectos que deben ser tenidos en cuenta. Uno de ellos es la temperatura a la que hay que servirlo. Por otro lado, es importante saber qué copa es la adecuada para un tinto, para un blanco, para un espumante o para un rosado. Además, podemos recurrir a utensilios que nos ayudarán a mejorar el proceso. Por último, el ambiente, el momento y el estado de ánimo son fundamentales al momento de descorchar.
A continuación, los sommeliers Ramón Sáez (Cavas del Norte y ¡Salud!) y Sebastián Pacheco (Club del Vino Tucumán) ofrecen algunos consejos.