BUENOS AIRES.- Victoria Gil levantó la mirada y, pensando en su hija, Soledad Bargna, murmuró: "lo logramos; esto fue para vos". La mujer acababa de escuchar la condena contra el hombre que abusó sexualmente y luego asesinó a su hija, de 19 años, en mayo de 2009. Se trata de Marcelo Pablo Díaz, quien fue sentenciado a prisión perpetua por el terrible hecho.

El 22 de mayo de 2009, Soledad recibió 26 puñaladas en su departamento, situado en calle Pueyrredón al 600, en el barrio porteño de Caballito.

Díaz, de 40 años, era vecino de la víctima y de sus padres (vivía en el piso de abajo). En ese momento, el hombre gozaba de salidas transitorias, pues purgaba una condena por abuso sexual contra una menor de 15 años.

Al parecer, el hombre entró al departamento de Soledad aprovechando que sus padres no estaban y la sometió. Incluso, el portero del edificio alcanzó a escuchar que ella gritaba: "¡dejame, hijo de puta!"

Por ello, la Policía atrapó a Díaz poco después del homicidio.

El acusado había confesado el crimen, pero dijo que mantenía una relación sentimental con Soledad y que ella había reaccionado violentamente tras una discusión. "Me voy a declarar culpable del delito de homicidio. Quiero que me condenen por lo que hice; estoy muy arrepentido; estoy preparado para recibir la condena, pero por lo que hice", había dicho Díaz ante el tribunal.

Pero los jueces Manuel García Reynoso, Patricia Llerena y María Aurora Yungano no le creyeron y lo sentenciaron a prisión perpetua. "Es lo que pedíamos y lo máximo que se puede lograr. Esta es la Justicia que tenemos entre los hombres", dijo consternada la madre de Soledad. (DyN-NA-Especial)