BUENOS AIRES.- Desde el suelo, es un bosque repleto de cipreses y eucaliptus. Desde el aire, una inmensa guitarra enclavada en la llanura de General Levalle, un pueblo del sur de Córdoba que ya es célebre por el instrumento gigante que un estanciero plantó para recordar a su difunta esposa.
La historia, reflejada por el diario "La Nación", es ya conocida por los más de 5.000 habitantes de este poblado agrícola y ganadero, que se hace cada vez más famoso por la obra de Pedro Ureta, que enviudó en 1977 de Graciela Yraizoz y desde los 90 se dedicó a plantar más de 7.000 árboles. "Es increíble ver un diseño tan cuidadosamente planeado, a tanta distancia abajo", explica Gabriel Pindek, piloto comercial de Austral Líneas Aéreas, en declaraciones reproducidas por el matutino porteño.
Con tamaño homenaje, Ureta buscó cumplir el deseo de Yraizoz, que antes de morir diseñó la finca familiar con forma de guitarra, su instrumento favorito. El sueño estuvo a punto de quedar trunco ya que las liebres y cuices destruían las plantas. Pero siguió intentando hasta que lo logró.
Así fue como terminó de armar la guitarra colocando cipreses, formando una estrella en la boca de la caja, y seis filas de eucalíptus que simulan las cuerdas. Lo curioso es que, aunque la obra esté consumada, Ureta no la vio jamás desde los cielos. Tiene miedo a volar. (Especial)
Una guitarra de 7.000 árboles para recordar a su esposa
Un estanciero quiso cumplir el último deseo de su difunta compañera.
PRIVILEGIADOS. Los pilotos de avión son los pocos que pueden apreciar de la obra de Ureta. FOTO TOMADA DE MAPS.GOOGLE.COM