"Nos encontramos como el personaje de la famosa película de Pedro Almodóvar: ?Entre Tinieblas?. Esta defensa técnica ya no sabe de qué se lo va acusar a Andrés Fabersani", señaló, con su característico énfasis, el abogado Gustavo Morales. Su cliente lo miraba desde el banquillo. Está acusado de encubrimiento agravado y de incumplimiento de los deberes del funcionario público en la causa por el crimen del juez Héctor Agustín Aráoz. Y corre riesgo de pasar siete años en la cárcel.

Morales trató ayer de desligarlo del terrible episodio, ocurrido hace más de seis años. Incluso, el letrado manifestó que a Fabersani intentaron adjudicarle los delitos de homicidio agravado; de participación secundaria; de incumplimiento de los deberes de funcionario público; y de abuso de autoridad. "La primera acusación ya fue desestimada por la Corte Suprema de Justicia de la Provincia. De los otros delitos, nada ha podido probarse", dijo Morales.

"Fabersani es el verdadero comodín del catálogo delictivo. Se le atribuye no haber puesto en conocimiento de sus superiores la información que le traslada Ema Hortensia Gómez y haber colaborado con ella para que borre huellas y rastros", dijo el abogado. Y agregó: "es decir que tenemos un acusado con cuatro hechos distintos, que además son absolutamente incoherentes, porque uno excluye al otro".

Aráoz fue asesinado el 26 de noviembre de 2004, en su casa de Yerba Buena. Según la acusación oficial, Ema Gómez y Darío Pérez (también defendido por Morales) fueron los autores de los disparos. Los ex empleados de la comisaría de Banda del Río Salí, Rodolfo Domínguez, Fabersani y Rubén Albornoz, están imputados de haberlos encubierto y de haber incumplido con sus funciones.

Pero la versión de Fabersani es otra. Él sostiene que, aquella tarde, Ema Gómez llegó a la comisaría de Banda del Río Salí y le comentó que había recibido un llamado anónimo en el que le decían que su novio, Aráoz, estaba muerto.

El ex oficial dice que le transmitió a Domínguez la noticia. El entonces jefe de la comisaría de Banda del Río Salí, según esta versión, decidió que fueran hasta la casa del juez. Los acompañaron Ema Gómez y Albornoz.

"El auxiliar de turno (por Fabersani) le dio aviso a su superior inmediato, que era Domínguez. Entonces, ¿qué tiene que ver Fabersani con estos delitos si cumplió con lo que dicta el ordenamiento legal?", preguntó Morales. "No hubo incumplimiento, por lo menos en lo que respecta a Fabersani", se autorrespondió, segundos después.

"No entiendo de qué lo acusan a Fabersani. Si hubieran querido encubrir a Gómez, no hubieran puesto datos en el acta que labraron en la casa. Allí, se introdujo el nombre de Darío Pérez, por primera vez. Y de ahí sacó ese nombre el fiscal Guillermo Herrera para buscar a Pérez. Entonces, quiero que expliquen cómo pretendían encubrir el crimen", aseveró el abogado.

Morales afirmó que hoy, cuando continúe su alegato, hablará sobre la situación de Pérez. Pero insistió en que Fabersani y sus colegas obraron bien: "sin ellos, no hubiera sido posible probar cómo Ema Gómez le dio muerte al juez", dijo.

Retirada

Antes de todo esto, cuando el presidente del tribunal, Pedro Roldán Vázquez, anunció que era el turno de Morales para alegar, los hijos y la ex esposa del juez, Lucrecia Terán Luna, se fueron de la sala. "Lamento que se hayan retirado. Para mí es comprensible el dolor de la familia Aráoz", dijo Morales. Pero, durante su respuesta a la demanda de la acción civil, se despachó contra ellos. "Su ex esposa había denunciado que era agresivo; una vecina dijo que eran frecuentes los tiros en la casa; dos de sus hijos tenían problemas de conducta antes del crimen; tenía abiertos sumarios por mal desempeño", enumeró Morales.

La familia del juez ya sabía que esas palabras resonarían en la sala de juicio. Y recién volverán a Tribunales cuando el letrado acabe de defender a Darío Pérez, el presunto cómplice de Ema Gómez.