LONDRES, Inglaterra.- El planeta volcó sus ojos sobre Londres para ser testigos de la boda real en la que Kate Middleton -como en un cuento de hadas- se transformó en princesa al casarse con el heredero de la corona galesa, William. El lujo y el protocolo fueron protagonista de la ceremonia en la abadía de Westminster, mientras el fervor y la emoción invadían a los miles de fanáticos que se apilaron en las calles para ser testigos del evento del siglo. (Especial)