Por Facundo Pereyra - Redacción de LA GACETA
Es su primer disco completamente cantado en español, y tal vez también su única virtud. Sobre todo porque ahora se entiende de primera mano lo que dice, que en realidad podría parecer poco -o nada-, aunque el sexismo explícito de Pitbull remarca bastantes cosas. Su música no le hace ningún aporte al desgastado reggaetón, que a esta altura parece tener pocos espacios de supervivencia como género.
Fiel a sus orígenes el cubano norteamericano, echa mano también de éxitos de tercera mano, como sus mixturas con "panamericano" en el tema "Bon, bon". También sigue en la línea de los duetos que lo llevaron anteriormente a compartir grabaciones con Shakira o Enrique Iglesias, además de cantidades de reggaetoneros. Todos sus temas hablan de sexo, y tiene varios de esos hits radiales aptos para que algún muchacho pasee en su auto tuneado por la puerta de los colegios para atraer la atención femenina. A quien no le gusten esos menesteres, no encontrará mucho.