Durante muchos años el campo argentino fue incorporando diferentes tipos de tecnología con el objetivo de hacer eficientes las labores requeridas para los distintos cultivos, y llegar a la meta que significa la mejora de los rendimientos, la disminución de los costos y, por ende, el aumento de la rentabilidad.

Los productores tucumanos de granos son, junto con los organismos de investigación agropecuaria como la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) y el INTA, los que impulsaron la tecnología de la Siembra Directa como una herramienta capaz de darle sustentabilidad a una desequilibrante producción de granos, que empleaba la siembra convencional.

Luego llegó el uso de la biotecnología con la aparición de los OGM (organismos genéticamente modificados), que nuevamente lanzaron los rendimientos para arriba.

La citricultura tucumana sigue la tendencia de usar la mejor tecnología disponible en quintas, empaques e industrias, y logró ubicar a la provincia como la primera producción mundial de limón de alta calidad y de productos industrializados que son muy requeridos por las diferentes empresas alimenticias y medicinales del mundo, que usan estas producciones para la fabricación de reconocidas marcas comerciales.

La actividad azucarera viene recorriendo caminos similares tanto en las fábricas como en los cañaverales, con el fin de hacer eficiente y más limpias las producciones fabriles, mejorar los rindes en los surcos con la incorporación de nuevas variedades y sistemas de riego, con una cosecha más eficiente.

Indudablemente toda esta incorporación de tecnología vino acompañada con el uso de la agricultura de precisión, a través de de sistemas satelitales que aportan in situ la información necesaria para las distintas labores como siembras, cosechas, aplicaciones de fitosanitarios y otros trabajos donde se hace indispensable la información correcta en cuanto a las dosis recomendadas y a los lugares a dónde dirigirlas.

Reconversión

Sin embargo, toda esta incorporación de tecnológica trajo a los productores algunos dolores de cabeza, ya que la información que se obtiene año tras año y campaña tras campaña debe ser administrada y manejada adecuadamente.

Este cúmulo de datos puso en marcha un proceso muy importante de reconversión tecnológica en el sector, tanto en el área de los cultivadores como en todos los servicios asociados al sector agropecuario.

Comenzó a notarse una gran demanda de alimentos y aparecieron las inversiones extranjeras.

Además se notó un crecimiento fuerte en infraestructura en comunicaciones y particularmente internet. Hubo una mayor presión tributaria y se sintió con fuerza el cambio generacional en lo que tiene que ver con la dirección de las empresas.

En este contexto, se hace necesario un mayor control desde la administración de los recursos porque hay inversores que tendrían que rendir cuenta de sus diferentes empresas agropecuarias.

También es imprescindible maximizar la eficiencia en el uso de insumos.

Esquemas completos y complejos

Otro tema pasa por la necesidad de interactuar con tecnologías que estaban asociadas a las maquinarias. Hay que mantener una visión empresaria, tener control presupuestario y un análisis de la inversión.

Obviamente que los esquemas se hicieron más complejos y esto generó la necesidad de una carga descentralizada de la información.

Así, la estandarización de la presentación de esa información es un tópico requerido por los directorios, y los sistemas técnicos, como la trazabilidad, por los productores.

Los equipos de trabajo son cada vez más grandes y requieren normas de presentación y de administración de los datos.

También empiezan a aparecer necesidades en términos de tener definida la "trazabilidad" de un producto, que muchas veces tienen que ver con las características propias del mercado.

Hoy se ve en numerosos campos cómo se utilizan distintos dispositivos móviles de carga y de acceso a la información, que ayudan a administrar mejor los datos obtenidos y los transfieren, lo más rápido y acertado posible, a las oficinas administrativas de cada campo o explotación agropecuaria.

Hoy debe hablarse de "tecnología de la información". Estas herramientas permiten administrar, almacenar, recuperar y analizar el gran volumen de información que se genera en el sector agropecuario.

El paradigma agrícola cambió en los últimos años. Hoy hay que buscar las soluciones más adecuadas desde este tipo de tecnología que, al fin y al cabo, a los productores o a las empresas agropecuarias les sirve para tomar las decisiones correctas para el futuro agropecuario.