KITAKAMI, Japón.- Los ingenieros japoneses que luchan por enfriar los reactores de la central nuclear accidentada restablecieron parcialmente la electricidad en una sala de control, mientras crece el temor a una contaminación radiactiva en varios productos alimenticios. Las radiaciones en el agua potable de Tokio superan el límite legal autorizado para los bebés, según las autoridades municipales.

Se ha detectado una concentración de yodo de 210 bequerelios por litro de agua, cuando el límite fijado por las autoridades niponas es de 100 para niños pequeños. El alcalde de Tokio, Shintaro Ishihara, ha pedido calma y ha señalado que el consumo de agua es seguro entre los adultos (límite de 300 bequerelios). Además, afirmó que las autoridades sanitarias están midiendo la calidad del líquido de forma constante.

Durante las últimas horas se ha informado de que se ha registrado un incremento en el nivel de radiación en alimentos como la leche u 11 tipo de verduras de hoja verde, como espinacas, brócoli, repollo o nabo, entre otras. El Gobierno pidió que se prohiba la distribución y el consumo, como medida de precaución.

Por otro lado, un sismo de seis grados de magnitud sacudió hoy el noreste del país, cerca de la central nuclear de Fukushima, sin que se hayan producido daños personales, informó la Agencia Meteorológica local. Esta fue una más de las réplicas que se han producido desde el pasado 11 de marzo, cuando un terremoto de nueve grados azotó la costa noreste. Hasta el momento, la cifra de muertos es de 9.079 y hay 12.645 desaparecidos. (Especial)