TOKIO, Japón.- Los operarios que luchan por estabilizar la central nuclear de Fukushima han retomado sus trabajos luego de que se vieran obligados a suspenderlos por la salida de humo de los reactores 2 y 3, tal como sucedió ayer con otras dos usinas. Aunque los trabajadores lograron extender cables a todos los reactores, en un nuevo paso por reactivar el sistema de refrigeración, la situación está lejos de ser controlada. En las últimas horas una piscina de residuos nucleares se calentó, al borde de la ebullición. Si el agua se evapora, podría dar lugar a nuevas emisiones radiactivas, informó el portavoz de la Agencia de Seguridad Nuclear, Hidehiko Nishiyama.

La compañía ha informado que los daños causados en los reactores 1 y 2 por el agua de mar tras el tsunami es mayor del que se creía. Además, preocupa la posible contaminación del entorno marino, ya que durante los primeros días de la crisis nuclear, los operarios utilizaron agua marina para intentar enfriar las usinas, parte de la cual volvió al mar. Las autoridades japonesas han indicado que se han registrado niveles de radiación más elevados de lo normal, aunque insisten con que son seguros.

Ante este cuadro, el Ministerio de Salud ha pedido a las prefecturas de Chiba e Ibaraki, al este de Tokio, incrementar el control y los programas de inspección de sobre los pescados y mariscos. Ayer el Gobierno ha prohibido la venta de la leche producida en la prefectura de Fukushima y la de las espinacas y el kakina, una verdura japonesa de hojas verdes. No obstante, los distintos organismos públicos repiten que el nivel de radiactividad detectado también en la lluvia y el agua del grifo, no amenaza la salud. (Especial)