TOKIO.- Mientras un estudio de un profesor de medicina forense de la Universidad de Chiba afirma que la mayoría de las víctimas de la tragedia en Japón murió a causa del tsunami y no del terremoto, dos de los reactores de la central nuclear de Fukushima, afectada por los fenómenos naturales hace 11 días, volvieron a generar ayer preocupación por el humo surgido de sus instalaciones. El cuadro se complicó cuando cuatro gobernaciones de zonas aledañas a la planta atómica dispusieron prohibir la venta de alimentos debido a la contaminación radiactiva.

Respecto del estudio del profesor Hirotaro Iwate, publicado ayer por el diario japonés "Yomiuri Shimbun", se afirma que las olas de hasta 10 metros causaron la mayor parte de los fallecimientos. En particular, en la ciudad costera de Rikuzentakata, donde se destaca que el 90% de las víctimas murieron ahogadas. Iwate investigó la causa de la muerte de unas 130 personas en Rikuzentakata, ubicada en la gobernación de Iwate, que fue gravemente afectada por el terremoto y el posterior tsunami del 11 de marzo.

Muchas de las víctimas que investigó contaban con varios elementos de emergencia, indicó Iwate, lo que demuestra que se habían preparado para la situación. Sin embargo, la fuerza del agua resultó mayores a las previstas.

Vapor y tabletas

En cuanto al humo gris que salía del reactor número 3 de la planta de Fukushima, la más peligrosa, pues contiene plutonio, prendió la luz de alarma entre los operarios que tratan de evitar un colapso nuclear. Los trabajos para volver a concertar este bloque con el suministro eléctrico externo tuvieron que interrumpirse y los operadores abandonaron el lugar. Según informó la agencia de noticias Kyodo, a última hora del día de ayer la columna de humo había disminuido.

También desde el reactor 2 se elevó una columna de vapor blanco. En ambos casos se desconoce de dónde procede el humo, pero la autoridad atómica japonesa, NISA, y la empresa operadora de la planta, Tepco, descartaron que provenga de la vasija para elementos combustibles usados. Según NISA, la radiactividad no aumentó de forma dramática.

En tanto, el ejército estadounidense comenzó ayer a distribuir tabletas de yodo entre sus soldados destacados en Japón y sus familiares, una medida de momento preventiva.

Niveles altos

Por otro lado, aumentó ayer la preocupación ante la contaminación de alimentos, leche y agua en las zonas cercanas a Fukushima y la empresa operadora, Tepco, apuntó que posiblemente pague una indemnización a los agricultores de la región.

A última hora del domingo se detectaron altos niveles de radiactividad en espinacas procedentes de las prefecturas de Tochigi y Gunma. Por eso, el gobierno japonés prohibió ayer la venta de vegetales y leche en cuatro prefecturas o gobernaciones: Fukushima, Ibaraki, Tochigi y Gunma. En Hitachi, a unos 100 km al sur de la central de Fukushima, se registró un nivel de 54.000 becquerelios de yodo-131 y 1.931 becquerelios de cesio por kilo de espinacas. El nivel máximo es de 2.000 becquerelios para el yodo y de 500 para el cesio.

Y en el agua de mar cercana a la planta de Fukushima se registraron ayer por primera vez altos niveles de yodo radiactivo y cesio. Según la empresa Tepco, aún es muy pronto para evaluar las posibles consecuencias sobre la pesca. (DPA-Reuters-Especial)