BUENOS AIRES.- Las gigantescas patas de la araña elevan a nueve metros de altura su cuerpo preñado de maternidad, frente a la reciclada casona del siglo XIX que alberga otras criaturas de la escultora franco-estadounidense Louise Bourgeois, expuestas desde este fin de semana en Buenos Aires.
Cruzando la calle, las turbias aguas del Riachuelo, que limita el barrio de La Boca en el sur porteño, otorgan un marco singular a la muestra en la Fundación Proa, el museo de arte contemporáneo en que ha sido montada la exposición "Louise Bourgeois: El retorno de lo reprimido". Se trata de la primera gran retrospectiva de la obra de Bourgeois tras su muerte, acaecida en mayo del año pasado a los 98 años, y la última concebida aún en vida de la artista.
Lo femenino y lo masculino, visto su relación con la sexualidad y la función de madre y padre, imbuida de contradicciones y ambivalencias, atraviesa la obra de Bourgeois, concebida bajo una fuerte impronta de su experiencia psicoanalítica.
"A través de la exploración de materiales, formas y procesos escultóricos, Bourgeois encuentra equivalentes plásticos de los estados psicológicos y los mecanismos del miedo, la ambivalencia, la compulsión, la culpa, la agresión y el retraimiento", señala Philip Larrath-Smith, el curador de la muestra, en su presentación.
La misma artista sintetizaba la relación que establecía entre su vida personal y su obra: "el arte es garantía de cordura". Del mismo modo le otorgaba una importancia incluso mayor a sus escritos sobre este vínculo. Reflejo fiel de ello es el catálogo de la exposición, compuesto por dos volúmenes de textos de y sobre la artista, que probablemente vayan a constituirse más allá de la exposición en pequeña joya de coleccionistas.
Un total de 86 esculturas, objetos, pinturas, dibujos e instalaciones componen la muestra organizada por el Louise Bourgeois Studio junto con el museo porteño y el Instituto Tomie Othake, de San Pablo. (DPA-Especial)
Cruzando la calle, las turbias aguas del Riachuelo, que limita el barrio de La Boca en el sur porteño, otorgan un marco singular a la muestra en la Fundación Proa, el museo de arte contemporáneo en que ha sido montada la exposición "Louise Bourgeois: El retorno de lo reprimido". Se trata de la primera gran retrospectiva de la obra de Bourgeois tras su muerte, acaecida en mayo del año pasado a los 98 años, y la última concebida aún en vida de la artista.
Lo femenino y lo masculino, visto su relación con la sexualidad y la función de madre y padre, imbuida de contradicciones y ambivalencias, atraviesa la obra de Bourgeois, concebida bajo una fuerte impronta de su experiencia psicoanalítica.
"A través de la exploración de materiales, formas y procesos escultóricos, Bourgeois encuentra equivalentes plásticos de los estados psicológicos y los mecanismos del miedo, la ambivalencia, la compulsión, la culpa, la agresión y el retraimiento", señala Philip Larrath-Smith, el curador de la muestra, en su presentación.
La misma artista sintetizaba la relación que establecía entre su vida personal y su obra: "el arte es garantía de cordura". Del mismo modo le otorgaba una importancia incluso mayor a sus escritos sobre este vínculo. Reflejo fiel de ello es el catálogo de la exposición, compuesto por dos volúmenes de textos de y sobre la artista, que probablemente vayan a constituirse más allá de la exposición en pequeña joya de coleccionistas.
Un total de 86 esculturas, objetos, pinturas, dibujos e instalaciones componen la muestra organizada por el Louise Bourgeois Studio junto con el museo porteño y el Instituto Tomie Othake, de San Pablo. (DPA-Especial)