TOKIO, Japón.- Enterrar la central bajo grandes cantidades de arena y cemento sería el último recurso con el que contarían los ingenieros que trabajan en la planta atómica de Fukushima, que resultó dañada tras el terremoto que arrasó la región noreste de Japón, la semana pasada.

Mientras tanto, los expertos nipones continuaran trabajando para reducir la temperatura de los seis reactores de la central, con el fin de evitar que se agrave la crisis nuclear.

La solución al estilo Chernóbil, la planta nuclear ucraniana que explotó en 1986, no es bien vista por algunos especialisas. "No es tan fácil, los reactores son como una cafetera: si los dejas al fuego, hierven y luego se resquebrajan", explicó Murray Jennex, profesor de la Universidad de San Diego, en California, Estados Unidos.

Prematuro
Las autoridades japonesas afirmaron que aún es muy pronto para hablar de medidas a largo plazo y que primero hay que intentar refrigerar los seis reactores de la planta, al igual que las piscinas de almacenamiento de combustible. "No es imposible encajonar los reactores en concreto, pero nuestra prioridad es intentar enfriarlos", manifestó un portavoz de la compañía Tokyo Electric Power.

En la central atómica, los ingenieros intentaban restablecer un cable eléctrico hacia dos de los seis reactores para encender bombas de agua necesarias para enfriar las varillas de combustible. Los técnicos también arrojaron agua sobre el reactor 3, considerado como uno de los que está en la situación más crítica.

Según los expertos, los corazones de los seis reactores dañados de la planta Fukushima Daiichi, localizada a 240 kilómetros al norte de Tokio, probablemente serán contenidos con seguridad. Sin embargo, se mostraron preocupados por las piscinas de refrigeración para combustible gastado, una de las cuales contiene plutonio. (Reuters - Especial)