TOKIO, Japón.- Una sola respuesta para todas las preguntas: "el abandono es imposible". El Gobierno japonés no ha permitido dejar completamente fuera de control la central de Fukushima y ha impedido que la empresa Tepco saque a los últimos operarios de la planta, pese al temor de que sufran dosis letales de radiactividad. El primer ministro, Naoto Kan, argumentó que los empleados deben asumir la posibilidad de perder sus vidas en el intento de salvar al país del desastre nuclear. 
"Si el abandono es imposible, Kan nos estaba diciendo: ?sigan hasta que la exposición a la radiactividad los mate?", declaró un directivo de Tepco, citado por el diario español "El Mundo". En tanto, un número variable de trabajadores (entre 50 y 300) continúan su lucha para controlar los cuatro reactores de Fukushima en los que hay inconvenientes. Los empleados que continúan en la central son anónimos y casi todos mayores de 60 años. Algunos cobran menos de 80 euros al día por lo que hacen.
Un veterano de la Segunda Guerra Mundial que vive como refugiado en la ciudad de Fukushima ha resumido la valentía de los héroes de la central con esta expresión: "llevan dentro el yamato-damashii". Esa idea reúne los conceptos de valor, patriotismo y dedicación al bien común por encima del interés individual. (Especial)