Las tensiones entre las partes se acentúan con el transcurso del juicio. Uno de los que mejor refleja esta situación es el representante de la querella, Dante Ibáñez, que se mostró irónico e intolerante con varios defensores; en especial con Gustavo Morales, abogado de Andrés Fabersani y Darío Pérez. Sus intereses opuestos generan encontronazos que ninguno puede disimular. Ayer este tipo de cruces quedaron expuestos, e incluso, la querella pidió una sanción para el defensor por "guiar la respuesta". "Señor Presidente, ¿hasta cuándo va a seguir permitiendo preguntas con semejante mala fe?", argumentó Ibáñez.

Cuando uno interroga, su contraparte gesticula y sonríe. Parecen haber generado una pica que les impide controlar sus manifestaciones mientras el otro toma la palabra. Hasta ahora, la excusa es que la otra parte miente.