SENDAI, Japón.- El peor desastre nuclear tras el desastre de Chernóbyl (1986) se desata desde el pasado viernes en la central de Fukushima, a 250 kilómetros al noreste de Tokio. Las situación se agrava con el correr de las horas y, de los 800 empleados que intentaban desesperadamente enfriar el núcleo, en los peores momentos sólo quedaron 50.

Son los "liquidadores", auténticos héroes anónimos que se juegan la vida por paliar una tragedia que se torna irreversible. Debido a un incremento en la radiación, la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón pidió ayer los trabajadores que abandonen el recinto.

Sin embargo, hasta esta mañana ese medio centenar decidió quedarse en la planta. Vestidos con trajes especiales y pesados tanques de oxígeno, trabajaron cambiando turnos de forma constante para reducir su exposición a la radiactividad.

Hasta el momento, cinco operarios han muerto desde el terremoto, y 22 resultaron heridos. Dos permanecen desaparecidos. (Especial)