Lo primero que llama la atención de esta producción animada es el aspecto visual. Es destacable el trabajo en el diseño de las muchas criaturas que habitan el mundo de "Rango", algunas más grotescas que otras, pero todas con detalles llamativos y originales. Están satisfactoriamente logradas las texturas de la piel de los animales y el ambiente en el que se desarrolla la historia transmite de forma magistral la sensación de sequía y calor agobiante. Además de eso, la historia del camaleón con dudas existenciales es un divertido y delirante western animado que no está dirigido sólo a los chicos. Si bien durante todo el filme hay mucho humor físico y disparatadas secuencias que mantendrán entretenido al público infantil, hay algunos chistes destinados a un espectador maduro. Incluso pueden encontrarse momentos de surrealismo puro, como al inicio y cerca del final, cuando el protagonista sufre una revelación relacionada con su problema de identidad. La trama arranca despacio, al principio regodeándose demasiado en las desgracias de un lagarto inútil que se hace pasar por héroe. Después, la historia deriva en un relato con elementos del western (género al que se homenajea desde lo narrativo y lo musical), humor absurdo y un mensaje que intenta llamar la atención sobre el cuidado del agua. La aventura está presente gracias al director Gore Verbinski, quien demostró ser un especialista en el género con la saga "Piratas del Caribe". Antes del desenlace, el relato baja el ritmo considerablemente por una necesidad de la historia y el conflicto se resuelve sin sorpresas. Así, el filme no logra ser tan innovador desde lo narrativo como sí lo es desde lo visual. Lo importante de "Rango" es que demuestra que hay vida después de Pixar, el estudio responsable de "Toy Story", con un estilo que recuerda a lo hecho por DreamWorks con la primera "Shrek": un filme que no necesita permisos, que a veces se pasa de vueltas pero que, más allá de todo, divierte y deja esa linda sensación de haber visto algo diferente.
Un delirante western animado
Rango es un camaleón con problemas de identidad que vive en una pecera como mascota doméstica. Luego de un accidente cae en la ruta, y después de un duro viaje logra llegar a un pueblo aquejado por la falta de agua. Allí se hace pasar por un héroe y es convertido en sheriff. Por Felipe Quiroga, Redacción LA GACETA. fquiroga@lagaceta.com.ar