1. La clave es aprender a respirar, esto significa tener conciencia de la entrada y salida del aire. Ese simple ejercicio permite controlar la parte emocional. Tomar y soltar el aire el mayor tiempo posible.

2. Darse cuenta de lo que se está pensando. Los malos pensamientos llevan a sentirse mal. Traer a la mente imágenes agradables.

3. Detectar qué puntos están tensos y masajearlos Si se trata del hombro y del cuello, mover la cabeza de un lado a otro; si es el abdomen, respirar profundamente.

4. Relajar la mirada, los ojos transmiten las emociones, la mirada es poderosa. Sentir la relajación en la mirada sirve para controlar la parte emocional de las personas.

5. Simpatice más y critique menos, en todos lados abundan las personas que mucho critican y que poco aporta. Adoptar actitudes más energizantes como alentar y ser más optimistas.

Otros expertos, en tanto, recomiendan buscar un lugar tranquilo, como una plaza, y tomarse cinco minutos para despejarse, relajar el cuerpo, pensar en otra cosa y tener tiempo de retomar la agenda con otro ánimo. Es importante que esto se realice todos los días, o al menos tres veces por semana y que se convierta en una práctica de todos los días.