En la Antigüedad, los griegos fueron uno de los pueblos que rendían culto a la belleza del cuerpo que se asociaba a la salud física y a las virtudes morales. "Los jóvenes atenienses son como deben ser los hombres, llenos de vida y vigor, saludables, no rugosos y marchitos y aún menos gordos, pues el sudor ha hecho desaparecer la grasa superflua y no les quedan más que músculos y fuerza. Y ello gracias a la dieta y al deporte? El deporte los habrá hecho ágiles, fuertes, osados, tenaces, en una palabra, temibles para el enemigo." Estas palabras son atribuidas al legislador Solón. Esta afición de los helenos llevó probablemente al poeta latino Juvenal concluir uno de sus textos con la frase: "mens sana in corpore sano" (mente sana en cuerpo sano) que han perdurado a lo largo de los siglos como expresión de buena salud.
Sin embargo, los argentinos no nos caracterizamos por ser émulos de los antiguos griegos, a juzgar por los datos de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, según la cual el sedentarismo aumentó algo más de un 8% en los últimos cuatro años, pasando del 46,2% al 54,9%, entre los años 2005 y 2009. En apenas cinco años, el número de argentinos que realiza actividad física insuficiente o nula aumentó 8,7 puntos porcentuales. Los nuevos datos difundidos por el Ministerio de Salud son alarmantes: a excepción de Tucumán, Salta, San Luis y la ciudad de Buenos Aires, en todas las provincias se registró un incremento muy marcado del sedentarismo. En nuestra provincia, el sondeo marcó que el 41% de los consultados no realiza ningún tipo de actividad física, menor a la media nacional. Pese a esta mejora, otros índices son preocupantes porque reflejan un incremento en la obesidad, el sobrepeso y la diabetes que superan el promedio del país. El sondeo también mostró deficiencias en la alimentación: sólo el 31% de los comprovincianos consume frutas y el 41,6%, vegetales. Según el director nacional de Promoción de la Salud, la encuesta revela la inactividad física en todas las esferas de la vida diaria, no sólo el ejercicio físico. Por lo tanto, los trabajadores manuales no están considerados sedentarios. A nivel nacional, las regiones más sedentarias son el Noreste con el 63,3%; Cuyo, 59,7%; Patagonia, 55,4%; el Centro, 55,1% y Noroeste, 44,3%.
Los datos difundidos por la Organización Mundial de la Salud hace pocos días son más que preocupantes: de los 42 millones de niños menores de cinco años que viven en todo el mundo con obesidad o sobrepeso, 35 millones habitan países pobres. La OMS está debatiendo acerca de la manera de restringir la publicidad de alimentos con alto contenido de sal, azúcar y grasas peligrosas, destinada a menores de 12 años.
El ministro de Salud de la Nación, que dio a conocer los resultados del relevamiento, afirmó que el sedentarismo es responsable de enfermedades crónicas como la hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares que a su vez impactan también en el desarrollo de cánceres como el de mama o el de colon y enfermedades psíquicas como la depresión. Señaló que está comprobado a nivel científico el impacto que tiene la actividad física en la salud y acotó que la bomba sanitaria hoy es la obesidad, causada por la inactividad física.
Las estadísticas poco sirven si no se impulsan acciones y políticas de Estado a partir de los resultados. El camino para combatir estos flagelos que atentan contra la vida sana es la educación. Esta debe comenzar a impartirse a temprana edad. Un niño que aprende hábitos alimentarios y de higiene no los olvidará nunca. En la administración pública y las empresas privadas deberían realizarse campañas para generar conciencia de la importancia del cuidado de la salud y de la actividad física. Es posible que así nos acerquemos más al deseo de Solón y a las palabras de Juvenal.