"Al principio, mis parientes creían que no quería conocerlos. Hace tres años nos vimos por primera vez. Era el 29 de marzo de 2007, y fue muy buena experiencia, pero soy muy callado con gente nueva: ellos hablaban y yo los oía. Me trajeron una foto de mamá, un primer plano suyo, con mucha vida; sentí tristeza por no haberla conocido ni tenido al lado. La puse en un retrato en el comedor de casa". Así recuerda Juan Cazorla el primer encuentro con sus familiares de sangre.
En su caso, se trata de un sobrino nieto recuperado, ya que no tiene abuelos maternos (están desaparecidos desde 1976, junto con su madre, Mercedes del Valle Morales) ni paternos (está en trámite la determinación de ese nexo). Pese a las dificultades, está construyendo sus lazos en las relaciones con sus primos. "Varias veces fuimos a Monteros, a reuniones familiares. Tenía mucha curiosidad por lo que podían llegar a contarme sobre mi madre, pero no hablan mucho de ella. Sigo con la curiosidad de saber más y espero que alguien me cuenten. Sólo sé que era muy buena persona, muy trabajadora y me quería mucho, pero no pude reconstruir como yo quisiera esta historia. Seguiré intentándolo. No busqué parecido físico con ella en la foto, pero tenemos rasgos cercanos con una prima", aseveró. Cazorla reconoce especialmente las gestiones realizadas por su tía abuela, Máxima Rita de Moreno (ya fallecida) y por su hija Isabel: "estuvieron desafiando las persecuciones y la represión de la dictadura, buscando la familia".