Chupetines, alfajores y algunos caramelos. A veces, unos paquetes de polenta o azúcar. Todo lo que sirva para aparentar que en la casa funciona un quiosco. Las mujeres que se dedican a la venta de droga en distintos barrios de la provincia son las más ingeniosas para tratar de engañar a la Policía. Y cada vez son más. Este año prácticamente se duplicó el número de "transas" mujeres detenidas por la Policía.
Además de los supuestos quioscos, las mujeres simulan ejercer otros oficios para despistar a los investigadores. Así, muchas veces afirman que se dedican a la venta de comidas (como empanadas, sándwiches de milanesa, pizzas caseras o pollos a la parrilla), o dicen trabajar como modistas.
En los 160 allanamientos que realizó la Dirección General de Drogas Peligrosas (Digedrop), a cargo de los comisarios Fabián Salvatore y Miguel Juárez, se arrestó a 480 supuestos dealers. De ellos, el 30% (107), son mujeres. En 2009, habían sido 60.
El jueves, Dominga del Valle Gómez, conocida como "La Gorda Titina" y Mónica Beatriz González ("La Moni") fueron condenadas por el Tribunal Oral Federal a cuatro años de prisión y a una multa de 225 pesos por vender "paco" en La Costanera.
Las dealers habían sido arrestadas en enero de 2009 en sus casas del barrio Antena. Fueron las primeras detenidas luego de que se conocieron los estragos que el "paco" estaba haciendo en esta zona. "La Gorda Titina" tenía un cartel colgado en la puerta de su casa, donde promocionaba la mercadería de manera indirecta: "Golosinas, cigarrillos, papelillos", se leía en el cartel.
Uno de los principales motivos por los que la Policía cree que aumentaron las vendedoras de droga, es el creciente número de detenidos en los últimos dos años. Así, tomaron el lugar de sus maridos al frente del negocio, mientras esperan que el jefe de la familia recupere la libertad.
Justamente, por tratarse de negocios familiares, los investigadores presumen que cada vez se implican en el comercio de estupefacientes más miembros de las familias, y ahora hijas, esposas, tías, cuñadas y sobrinas de los narcotraficantes se van sumando al negocio.
"No sólo reemplazan a sus maridos. Ahora comandan la venta de drogas en los barrios", dijo Elsa Juárez, referente de las "Madres del Pañuelo Negro". La mujer comentó que en los barrios Antena, El Palomar y Soldado Tucumano, crecieron las "transas", que siempre se las ingenian para disfrazar el negocio. "Ahora que llega el verano empiezan a vender juguitos o helados. Pero en realidad es una máscara", contó Juárez.
Sin corazón
La indignación de las "Madres del Pañuelo Negro" crece cuando explican que las "transas" de sus barrios también tienen hijos. "Sus propios chicos son adictos. Incluso, los envían a los chicos a vender y los chicos consumen. No podemos creer que no tengan corazón", comentó Juárez.
El miércoles a las 11, las madres realizaron su última marcha del año en la Plaza Independencia. "Queremos agradecerles a la Digedrop, a Gendarmería y a la Policía Federal, porque se portaron muy bien con nosotras. Pero a los jueces federales les pedimos que no sean permisivos con tantas prisiones domiciliarias, porque estas mujeres siguen vendiendo sin problema", dijo Juárez.
Además, la referente social recordó que, a pesar de las reiteradas reuniones que tuvieron con funcionarios provinciales, no obtuvieron soluciones de fondo. "Continúa la venta de droga. Nuestros hijos se quedan sin esperanzas", afirmó