Quieren que Burruyacu les ofrezca a sus jóvenes un futuro de estudio y de trabajo, para que ellos no tengan que irse a buscarlo a San Miguel de Tucumán. No es una plegaria navideña sino una demanda de años de parte de los vecinos de esa ciudad del Este provincial que dialogaron con LA GACETA. Hoy, las fuentes laborales se circunscriben a las actividades agropecuarias, los planes sociales y, en mayor medida, la administración municipal. A esta última le reconocen mejoras urbanísticas, que contrastan con el pésimo estado de la ruta 304, cuyos baches se resisten a abandonar el lugar desde hace demasiado tiempo.

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