LA PLATA.- La tensión social que, con estallidos de extrema violencia se viene registrando en la Capital Federal, se trasladó a la geografía bonaerense. Bastantes más usurpaciones de terrenos de las que se conocieron públicamente en detalle, se registraron en varios distritos. Aún cuando no se verificaron incidentes violentos, la situación alcanza para generar profunda preocupación en los despachos de la Gobernación y en las intendencias. Ocurre que las ocupaciones de predios, públicos y privados, son "cosa de todos los días" en el caliente territorio del Conurbano, pero las autoridades le temen al "efecto contagio" de la cuota de violencia que se verifica en el distrito porteño y a la "contaminación política" que podría darse ahora en este tipo de hechos para incentivar tanto la configuración de nuevos asentamientos como las reacciones vecinales de rechazo.

La compleja realidad social, que tiene como emergente la radicación de nuevas villas y barrios aún más precarios que aquellas, no constituye una situación excepcional bonaerense. No son, por cierto, una novedad para los políticos -en particular del peronismo, que gobierna casi todos los municipios del área metropolitana- ni los episodios porteños fueron para ellos una sorpresa por sí mismos, aunque sí los espantaron las batallas campales que se sucedieron allí.

La "movilidad geográfica" -y el crecimiento- de los sectores extremadamente carenciados, y de su mano la creación de asentamientos, se ha multiplicado en los últimos años, con una característica "política" saliente. Hasta ahora, los intendentes y las autoridades que pudieran tener responsabilidad en evitar usurpaciones, comenzando por las judiciales, han consentido esas situaciones. Y también resulta "común" que punteros y dirigentes políticos, mayoritariamente vinculados al oficialismo o a sectores del PJ distintos del que gobierna, incentiven las nuevas localizaciones.

También comenzaron a crecer las manifestaciones de rechazo a las ocupaciones ilegales de tierras de parte de los habitantes de barrios cercanos a esas localizaciones, armando piquetes y cortando el tránsito en calles y avenidas clave del área "amenazada".

Los intendentes confían en su "experiencia" y su relación con sus comunidades. Pero el temor de que una chispa puede desencadenar un incendio de extensión imprevisible se reflejó en que la situación es seguida desde el gabinete de Daniel Scioli, donde los ministros están alertas para prevenir no ya los asentamientos, al menos, la violencia. (NA)