Fue el segundo San Martín de Kevin Johansen y el primero de Liniers (seudónimo de Ricardo Siri). Ambos aprobaron el examen de ayer con sobresaliente: Johansen con un repertorio generoso de más de 25 temas -"hits" incluidos- y Liniers con sus adorables dibujos fabricados en directo. Ambos conquistaron el teatro, que estaba lleno de gente joven, con sus buenos arte y humor, sus parodias y ocurrencias, y su cruzada en favor de erradicar la solemnidad.
Fue un espectáculo de 135 minutos de duración -con casi 50 de espera desde la apertura de la sala a las 21- sin fisuras ni baches ni instantes de zozobra. La presentación empezó con "Road movie" (del álbum "Logo", 2007), la canción que, según Johansen, relata la "autogeografía" de su vida: sus orígenes alasqueños y su migración a Argentina, el país materno. "Road movie" era, por cierto, el tema que más esperaba Matías, el primer fan en llegar al teatro.
Fue un "recital-performance" con homenaje a John Lennon, el beatle asesinado el 8 de diciembre de 1980. Liniers cambió pinceles por armónica para interpretar una tierna introducción de "Love me do" (1962) y en seguida Johansen y su banda, The Nada, jerarquizaron el tributo con una versión casi folclórica de "We can work it out" (1965). 
Mientras aquello sucedía en el sector de los instrumentos, en su tablero el dibujante recreaba al cuarteto de Liverpool con cuatro caritas redondas y cuatro nombres castellanizados: Pablo, Juan, Jorge y... ¡Anillitos! Fue una experiencia de cofradía artística y complicidad. El público secundó al viñetista y al cantautor, y hubo aplausos intensos para cada dibujo y cada canción. Ocurre que Johansen y Liniers se complementan estupendamente en el aprovechamiento del extraordinario carisma que la vida les dio. Fue un encanto de recital, una insuperable manera de decir "chau" a este año tan melómano. LA GACETA ©