El alperovichismo parlamentario presagiaba una votación unánime, pero se topó en pleno recinto con una cerrada negativa opositora. Al final, sólo los referentes oficialistas refrendaron el convenio mediante el que el Gobierno nacional asistirá con $ 30 millones para que la Cámara pueda concluir con las obras del nuevo edificio legislativo.
El acuerdo, rubricado por el presidente subrogante de la Legislatura, Regino Amado, establece que el poder central remitirá esa suma no reintegrable para que se finalice la construcción de la moderna sede, en Muñecas y avenida Sarmiento. Roque Cativa fue el primero en ponderar el convenio, porque dijo que la obra jerarquizará a uno de los poderes fundamentales de la democracia. Sin embargo, Osvaldo Cirnigliaro anticipó su rechazo, por entender que la presidencia de la Cámara no cumplió con la promesa de presentar un informe mensual sobre el estado de las obras. Precisamente, ante la atónita reacción oficialista, el laborista recordó que él había acompañado en 2008 la decisión del oficialismo de autorizar al vicegobernador, Juan Manzur, a contratar en forma directa la ejecución del proyecto, estimado en unos $ 92 millones. Lo propio habían hecho los opositores Esteban Jerez, Ricardo Bussi y Luis José Bussi, quienes ayer, sin fundamentar su posición, rechazaron el convenio.
Por el oficialismo, Gregorio García Biagosch agotó sus minutos de exposición para ponderar las cualidades técnicas de la obra que ejecuta la empresa Tensolite. Allí, dijo, está la clave para justificar que costo del metro cuadrado de esa construcción sea superior al de un proyecto convencional. "Incluye innovaciones tecnológicas", explicó.
Finalmente, Roque Alvarez cerró el asunto. "No es ningún pecado, es un mérito de esta Legislatura. Se está produciendo un ahorro de $ 30 millones. ¿Cuántas veces nos quejamos porque el interior subsidiaba al puerto de Buenos Aires? Tucumán es la única provincia que no tenía sede legislativa propia", sostuvo el alperovichista.