El fin de semana parece más largo que nunca en España, donde todos están hipnotizados por el duelo entre Barcelona y Real Madrid. Lo que casi siempre se vive sábado o domingo, esta vez llegará mañana por la noche. La culpa es de las elecciones regionales catalanas que se celebrarán hoy, y que requieren de un importante despliegue de efectivos de seguridad. "La pasión que despierta el derby bate récords", afirmó el diario "Sport". En el Camp Nou estará en juego mucho más que el primer puesto en las posiciones de la Liga española. Que Real Madrid sume 32 puntos contra 31 de Barcelona es sólo un detalle en un choque pleno de aspectos psicológicos y convertido a esta altura en un buen negocio para los medios de comunicación locales, que desde hace semanas le dedican páginas y minutos como nunca antes lo hicieron. El despliegue tiene su explicación: en una Liga monopolizada por los dos grandes, se trata de un duelo de atractivos contrastes. El primero es el de siempre, el de Barcelona "rebelde" como encarnación de Cataluña frente a Real Madrid, emblema de la capital de España. El segundo es el enfrentamiento entre Leo Messi y el portugués Cristiano Ronaldo, ya que ambos viven un momento notable. El tercero se enfoca al banco. Allí se sientan Josep Guardiola y José Mourinho, dos entrenadores tan exitosos como diferentes. Medido, de discurso casi "zen" el primero; exuberante y desafiante el segundo.
Mourinho sabe lo que es amargar a Barcelona. Lo hizo dirigiendo a Chelsea y volvió a hacerlo como entrenador de Inter cuando eliminó a los catalanes en las semifinales de la Liga de Campeones. Sabe, además, maniatar a Messi, que nunca pudo marcarle un gol en siete enfrentamientos.
"Si cuando iba con Chelsea o con Inter ya era divertido, ahora con Real Madrid será aún más", fue el mensaje del portugués. ¿Volverá a ganar la pulseada?