PARIS.- El rictus de la boca desapareció. Incluso su punzante mirada azul se volvió más suave con los años. La edad no volvió menos atractivo a Alain Delon. Las mujeres lo siguen encontrando cautivador. Sin embargo, la fachada de estrella fría y distante comenzó a sufrir grietas. La imagen de Delon, que hoy cumple 75 años, ya no se corresponde con su leyenda de solitario y "ángel helado" que ocupó los titulares con sus amoríos: con la edad, adquirió un cariz más humano.
Delon cultivó en la pantalla la imagen del héroe y galán que seduce a todas las mujeres y no se enamora de ninguna: como el gángster de "Gran jugada en la Costa Azul" (1963), como boxeador en "Rocco y sus hermanos" (1960), como frío seductor en "El clan de los sicilianos" (1969) y como asesino sin remordimientos en "A pleno sol" (1960). El actor, que asumió hace pocos años la ciudadanía suiza, sentó las bases de su imagen con "El samurai" (1967), bajo dirección de Jean-Pierre Melville. Con "La piscina" (1969) y "Palabra de ley" (1985) dio a esta imagen el último toque.
Cuando en 1968 el guardaespaldas de Delon apareció golpeado, esta imagen del actor pareció adecuarse perfectamente a la realidad. En las investigaciones aparecieron pruebas de relaciones de años con el hampa. También se adaptó a esta imagen el escándalo de sexo y drogas en el que se vio envuelta su entonces esposa, Nathalie.
Pero quizá esta imagen glacial fue apenas una construcción bien lograda. Delon, que mantuvo durante cinco años una relación con la actriz Romy Schneider, dijo alguna vez: "siempre me marginalizaron y vieron en mí a otra persona que no soy yo en realidad".
En una de sus últimas entrevistas afirmó que es un escéptico e incluso se describió como una persona depresiva y propensa al suicidio. "Lo único que me ata a la vida son mis hijos", reveló.
Cuando se lo escucha hablar acerca de sus mujeres, cualquiera se siente tentado de creer que en realidad nunca fue un seductor glacial: "fui amado como pocos hombres. Sin embargo, las amistades duraron más que el amor". Incluso reconoció que no es fácil vivir con él.
Con los años Delon se volvió más sensible, pero también más vulnerable. Cuando estaba en el punto máximo de su carrera su ego lindó -con frases como "amo mi mentalidad, mi carácter y mi sinceridad"- con una arrogancia y un egocentrismo insoportables. En los 90, cuando su éxito declinó y sufrió problemas del corazón, dijo: "sufro allí donde siempre fui vulnerable: en mi corazón". (DPA)
Delon cultivó en la pantalla la imagen del héroe y galán que seduce a todas las mujeres y no se enamora de ninguna: como el gángster de "Gran jugada en la Costa Azul" (1963), como boxeador en "Rocco y sus hermanos" (1960), como frío seductor en "El clan de los sicilianos" (1969) y como asesino sin remordimientos en "A pleno sol" (1960). El actor, que asumió hace pocos años la ciudadanía suiza, sentó las bases de su imagen con "El samurai" (1967), bajo dirección de Jean-Pierre Melville. Con "La piscina" (1969) y "Palabra de ley" (1985) dio a esta imagen el último toque.
Cuando en 1968 el guardaespaldas de Delon apareció golpeado, esta imagen del actor pareció adecuarse perfectamente a la realidad. En las investigaciones aparecieron pruebas de relaciones de años con el hampa. También se adaptó a esta imagen el escándalo de sexo y drogas en el que se vio envuelta su entonces esposa, Nathalie.
Pero quizá esta imagen glacial fue apenas una construcción bien lograda. Delon, que mantuvo durante cinco años una relación con la actriz Romy Schneider, dijo alguna vez: "siempre me marginalizaron y vieron en mí a otra persona que no soy yo en realidad".
En una de sus últimas entrevistas afirmó que es un escéptico e incluso se describió como una persona depresiva y propensa al suicidio. "Lo único que me ata a la vida son mis hijos", reveló.
Cuando se lo escucha hablar acerca de sus mujeres, cualquiera se siente tentado de creer que en realidad nunca fue un seductor glacial: "fui amado como pocos hombres. Sin embargo, las amistades duraron más que el amor". Incluso reconoció que no es fácil vivir con él.
Con los años Delon se volvió más sensible, pero también más vulnerable. Cuando estaba en el punto máximo de su carrera su ego lindó -con frases como "amo mi mentalidad, mi carácter y mi sinceridad"- con una arrogancia y un egocentrismo insoportables. En los 90, cuando su éxito declinó y sufrió problemas del corazón, dijo: "sufro allí donde siempre fui vulnerable: en mi corazón". (DPA)