- BANCO CENTRAL.- Rousseff ha dicho que mantendría la autonomía operacional del Banco Central y el estatus de su presidente como ministro del Gabinete. Serra ha afirmado que el Banco debe estar en línea con la política económica del Gobierno y que el presidente de la entidad y el ministro de Hacienda deben pensar de manera similar.
- ROL ESTATAL DE LA ECONOMIA.- Rousseff favorece un Estado fuerte en áreas estratégicas (petróleo, banca y energía), aunque sin perjudicar a las empresas privadas. También promete la eficiencia del Gobierno y la "meritocracia", y reducir la burocracia. Pero mantendrá los actuales beneficios a los empleados públicos. Serra favorece un Gobierno fuerte y activo y aplaudió las medidas de estímulo fiscal de Lula durante la crisis global de 2008/2009. Pero autorizó la venta del banco estatal de San Pablo cuando fue gobernador de ese estado, y es visto como más abierto a la privatización selectiva. Propone fuertes políticas para desarrollar la industria nacional y aumentaría las salvaguardas comerciales contra importaciones de bajo costo, especialmente chinas.
- DISCIPLINA FISCAL.- Serra es percibido por algunos como el más duro de los dos candidatos principales en lo que se refiere a disciplina fiscal, aunque no ha anunciado metas presupuestarias detalladas. Prometió cortar los gastos innecesarios del Gobierno para permitir una mayor inversión pública, pero también propuso aumentar el salario mensual mínimo a 600 reales (U$S 349) desde sus actuales 510 reales, lo que presionaría las finanzas públicas.
- POLITICA EXTERIOR.- Serra ha criticado los estrechos vínculos de Lula con aliados de izquierda en Latinoamérica y con Irán. La flexibilización de esos lazos podría afectar inversiones de energía en Bolivia y en Venezuela, donde Petrobras tiene grandes inversiones. Rousseff favorece la continuidad, incluyendo una mayor voz de los países en desarrollo en entidades internacionales.